Diciembre 2015

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Yo no esperaba nada de lo que este año me trajo, tantos altibajos y éxtasis al mismo tiempo. No esperaba que mi vida se basara en una montaña rusa de emociones por aquí y por allá, este año fue deprimente.

A mi alrededor solo podía observar todas las maletas y mis objetos de valor empacados en cajas de plástico, casi casi podía escuchar el retumbar de mis oídos por tanto silencio. Pareciera el hogar de soltero, mucho desastre por todos lados.

Me aseguré de tener todo listo, pues ya mañana emprendía mi nueva vida lejos de mi familia, directo a la universidad. Mi meta era estudiar tanto para ser el mejor en mi carrera, mis metas eran realmente ambiciosas y no había nada más que me hiciera cambiar de opinión, me costó mucho quedar en la universidad.

Me arrodillé al lado de mi cama para buscar mi raqueta de tenis, la que tenía olvidada, encontré una infinidad de cosas pero no lo que buscaba, hasta que... Encontré mi caja de recuerdos.

Un pequeño sentimiento cálido se instaló en mi pecho, puesto que llevaba semanas sin saber de esa caja en específico...

Dudé un poco pero tomé la decisión de sacar esa pequeña caja roja, sonreí tan solo recordar el gran significado del color rubí del objeto en mis manos. Me daba tanto miedo volver a abrirla, sabía lo que me encontraría y también sabía lo que volvería a experimentar.

Sacudí mi cabeza, aún con una sonrisa cuadrada en mi rostro y solo escuchando mi corazón latiendo desesperadamente, mis manos ansiosas y sudorosas del nerviosismo que estaba teniendo.

La abrí.

Una caja de cartón medianamente arrugada, inmediatamente sentí ese aroma a incienso de canela y a polvo... Debía admitir que abrir nuevamente esa caja me revolvía ligeramente el estómago, mil memorias recorrían mi cabeza por segundo junto con unos cuantos escalofríos.

Decidí observar primero el contenido, lo que más resaltaba era una caja vacía de dulces, aún olía a Icee de cereza. Después de eso, unas cuantas ligas de colores, pulseras, unos cuantos pétalos de rosa disecados dentro de bolsas de cartón, algunas fotos, pero lo que más miedo me daba, eran las cartas de ella...

Sobres azules, con stickers de estrellitas.

Admito que me daba miedo porque después de todo lo vivido con ella, no sabía lo que sus palabras me harían sentir otra vez...

No había prestado suficiente atención a sus cartas y no había entendido el amor y la atención que había puesto en ellas. Me sentí terrible.

Escuché el crujido de las escaleras subiendo hasta la puerta de mi habitación, dirigí la mirada hasta ver el rostro de mi madre asomándose en el barandal de la puerta.

—Ya es tarde, pensé que estarías dormido.

Dejé de lado la caja, poniéndola al lado de mi costado derecho sobre la cama. Le di una medio sonrisa incomoda a mamá, hice un gesto para que entrara a mi cuarto y en tres segundos ya se hallaba sentada en la silla de mi escritorio.

—No, estaba viendo qué es lo que me hace falta y aproveché para limpiar un poco.

Ella asomó sus ojos por sobre mis piernas, ladeó su cabeza curiosa y me dio una sonrisa cansada.—¿Estás viendo las cosas de Eun-Ji?

Una ola de recuerdos me invadió y solo podía sentir mi cuerpo temblar un poco.

—Es la caja de mis recuerdos...

—¿Piensas llevártela?—dijo.

—Aún no lo sé—respondí.

Asintió y luego de palmear mi espalda, se fue dejándome a solas nuevamente. Suspiré dejando un humo de condensación en el ambiente. Afuera había algo de nieve acuosa cayendo rápidamente al suelo, junto a una luz oblicua transparentosa color grisácea.

—Eun-Ji...

Miré a mi alrededor las cientos de cajas selladas, listas para ser transportadas en el transcurso del día de mañana a Itaewon, donde me iría a estudiar por cuatro años la licenciatura de Derecho. Mi madre tenía muchas esperanzas de que yo sea un gran abogado a futuro y la verdad me apasionaba tanto como a ella, ser un buen hombre que defendiera la ley es algo que me hacía sentir muy feliz.

Pero... De pronto comencé a sentir que estaba dejando un hilo sin cortar en casa... Y sabía perfectamente qué era.

Me dispuse a rebuscar entre esa cajita color rubí las cartas que me había dejado Eun-Ji hace unos cuantos meses, me encerré en mi habitación y encendí la lámpara de noche de mi escritorio.

Estaba decidido a leer todas esas cartas otra vez...

Me di a la tarea de inspeccionar la pila de sobres, eran exactamente 12, apiladas por mes empezando desde principios del año, en Enero del 2015. No podía negar que el nerviosismo me atormentaba mucho, tanto que mi corazón bombeaba fuertemente. Deshice el moño con el que estaban amarrados los sobres y vi el detalle que tenía el papel de color azul claro, con el mes anotado en pluma negra. Tenía un lindo sticker de estrella dorada así que la retiré con cuidado, para no maltratar el papel... Oh Dios, esto estaba siendo tan complicado, sentía que iba a explotar.

Abrí lenta y cuidadosamente el sobre de "Enero", mordí mi labio inferior mientras sacaba la carta y deshacía sus dobleces...

—Aquí vamos...

"Querido Jimin:
Mi amado Jimin, el amor de mi vida..."

Mi corazón se estrujó apenas leí el principio y el remordimiento comenzó a acobijarme. Una lágrima comenzó a recorrer mi mejilla y automáticamente, como si hubieran aplastado un botón, todas mis emociones florecieron.

Esta noche, iba a ser muy larga y pesada para mí, pero tenía que afrontar mi responsabilidad.

•••

Embarazada | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora