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[ Sonic ]

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[ Sonic ]

En ese momento; alguien gritó: “Rose” o un nombre que no logré comprender en ese momento, la chica con la cual acabo de pasar una de mis peores vergüenzas, se da la vuelta, y con las manos vacías, se dirigía a un erizo mayor de color fucsia.

Debía ser su padre.
Empezó a dirigirse hacia la entrada del hotel. Ella no volvió a mirar hacia atrás. Yo la seguía viendo marcharse.

—Silver —le llamé con voz tranquila sin voltear a verlo.

—¿No estás enojado por esto, verdad? ¡Ay, no te enojes! Mira que ella ya se ha ido, jamás te volverá a hablar y...

—Te doy 5 segundos para que corras, y ya pasaron 2.

Oh, mamma aiutami*...—dijo en italiano para después dar varios pasos atrás y posicionando las palmas de sus manos al frente— Sonic perdonami*, somos amigos, no me pegues, fue una bromita...

Le arrojé el cubo de agua donde tenía restos de las acuarelas.

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Estamos a mano, bueno ya discutimos. Al final después creo que no fue tanto show, veo que me pide disculpas de lo que sucedió. Y por cierto; el hotel al que ella entró era el mismo, ¡El mismo! Dónde estaba Silver también..

Pero con eso ya me había incluso llegado una señal de que ya tenía que alejarme. No podía seguir llendo ahí y encima poder topármela de nuevo y pasar un montón de vergüenzas. No lo permitiría de nuevo, a lo mejor ahora ella creía que era un cretino y pervertido. Es horrible, sinceramente la encontré muy atractiva..

Después de meditar sobre lo sucedido, decidí volver a mi casa. Silver ya se había ido a su lugar. Y yo tenía que cenar y dormir. Había sido un feo día.

Dejé las cosas una vez que llegué, la verdad que si estaba lejos de donde yo estaba. Coloqué la paleta de colores ya limpia en su caja, dejé el caballete y el lienzo ya seco en una esquina de mi cuarto.

Solo faltaba poner los pinceles en el bote para que se secaran para mañana.

—...¿Dónde las dejé? —regresé a la sala para ver si no las había dejado— Pero... llegué con las cosas y...Ay no.

La había dejado en la playa.
Mierda, no!
Esa brocha era reciente y costosa.

Tenía que encontrarla, no podía permitirme el lujo de perderla, recordé que la dejé clavada bajo el caballete, se me olvidó desenterrarla y traerla.

Volví a salir de la casa. Estaba a nada de oscurecer. No llevé mi reflector, así que tenía que ser rápido.

Y con la esperanza de encontrarla. Regresé esta vez corriendo a buscarla.

𝐋𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora