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BLAZE THE CAT

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BLAZE THE CAT.
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Blaze pidió cambiarse a la habitación del último piso porque pensó que la vista allá arriba sería mucho más agradable. Ama estar a muchos pies de altura.

Pero no es agradable las cosas que hay desde su vista. Pues desde el primer día que se cambió a su nueva habitación, llegó un olor a papeles quemados a su alcoba y por la ventila, algo le decía que del otro lado de su habitación estaba pasando algo.

Así fue como Blaze decidió llamar a emergencias e inmediatamente como había solicitado, llegaron los encargados del orden y al abrir la puerta de su vecina. Se encontraron con la sorpresa de que ella había estado quemando un montón de papeles en el baño.

La noticia para ella le había sido desagradable. Pues también conoció de vista a su vecina. Una eriza rosa. Y descubrió que su nombre era Amy Rose.

Un nombre muy bonito. Había pensando, pero las cosas que la hacían a ella eran desagradables.

Los de seguridad pidieron a Amy amablemente que por favor no quemase cosas ni fumara. Ella aceptó e incluso le pidió una disculpa a Blaze.

Pero la felina sabía que las cosas no iban a parar ahí.

Pues Blaze escuchaba a media noche latas de refresco abrirse. Además de que a veces parecía que arrojaba cosas contra la pared.

Era extraño. Pero no se quiso mudar de ahí. Al principio pensó en que solo la iba a ignorar.

Pero hasta que recordó un gran detalle. Era amiga de Silver. El erizo color plata que estaba en el lobby hace semanas.

Y desde ese día no volvió a saber de Silver. Y a lo mejor también le vino a la mente que ella podría saber dónde estaba. Pero le temía...

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[ Amy Rose ]

—¿Gusta algún aperitivo señorita? O puedo traerle la carta.

El mesero amablemente se acercó a Amy. Ella tenía un cigarro terminado sobre un cenicero y un bolígrafo en la mesa, además de su cuaderno azul. Se encontraba sola en la terraza, cerca del lobby VIP de la zona de arriba.

—Oh, bueno. Estaría bien una hamburguesa con mucho queso, por favor —pidió ella.

El mesero asintió y se retiró.
Tomó el cuaderno que estaba en la mesa y el bolígrafo, recostada sobre el sofá amplio, Amy comenzó a escribir una idea que le había surgido.

𝐋𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora