𝐋𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 ©

❝•10•❞

[ Silver ]

Estaba frente a mí, odié en ese momento cada parte de esa eriza. Porque sabía perfectamente que ella era la culpable y la que me había hechado del hotel. ¿Quién más? Claro que nadie, y no iba a irme a Italia hasta encarar las cosas con esa tipa.

—Amy siéntate, y Silver vamos a-

No la dejé ni tomar asiento, le interrumpí;

—¡Ya sé que tú fuiste! ¡¿Por qué tenías que levantar una denuncia hacia mí?! ¡Apenas que vengo a un país extranjero y tú me corres! ¡Tú eres la culpable!

Ella no dice nada, Sonic la ve, y en ese momento que ella la mira, ya está indignada.

—¡Silver, no! ¡Oye deja que hable! ¡No le grites! —me espetó Sonic, y la miró a ella para decirle— Amy, lo siento que él te grite, nos vamos a calmar. ¿Okey?

Y no decía nada.
Me molestó más.

—¿Crees que va a hablar? Pff, mírala. Después de todo lo que hizo. Sonic no sé cómo puedes permitirte tener este tipo de amistades, literalmente tenemos aquí a la mismísima-

—¡Cómo no te corrieron, me gritaste y no sabes de lo que hablas! ¡No lo sabes! ¡Me encaras cosas que no tienes ni idea! ¡Si te sacaron del hotel es porque fuiste un maniático que intenta encarar cosas contra mi persona!...Yo estaba preocupada por Sonic, estoy segura que solo hablas por hablar.

Y finalmente habló. Tenía la voz quebrantada.

Joder... sonó tan..verdadera.

—¡Silver ya! ¡Por favor! —Sonic se lleva las manos a la cabeza, y se posa en medio de inmediato— Por favor...Mira, no sabes de lo que hablas en cuanto a lo que me pasó a mí. Silver.

Me dijo eso a la cara, impidiendo ver a la eriza. Bajé la cabeza y suspiré.

—Bien..—aparté a Sonic con la mano sin arrojarlo con agresividad— Entonces dime tú. ¿Fuiste la que metió una denuncia contra mí?

—N-no.

—Silver —volvió a llamarme Sonic.

—¿Entonces cómo pasó?

—Las cámaras te vieron, Silver —terceó Sonic.

—¡No me metas! —exclamé viéndole.

—Nunca hice una denuncia. Soy francesa, no sé nada sobre reglas de este país. Pero sé con certeza que los vecinos, y la mucama y las cámaras te observaron. Silver. Lo que me gritaste y el casi golpe...¿Por qué? No me conoces y me gritaste tantas cosas, no te pasó por la cabeza que me herían tus palabras, tus reclamos. Cualquiera te hubiera hechado de inmediato.

La observé, continuaba drenado de coraje. Me relambí los labios después de un rato. Tomé mi mochila y maletas y me fui por la puerta.

Dió un pasó hacia mí. Y agregó como último.