Él solo quería improvisar en unas vacaciones y hacer lo de depare el destino. Cuenta con la esperanza de hacer algo protervo, después de todo; nadie lo conoce. Sus ojos captan a la que llamaría su presa. Desea conocerla y saber más de ella.
Aunque...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Usas siempre ese cuaderno...¿Para qué?
Ella veía las letras, no había una hoja que no estuviera vacía ni por lo menos un cuadrito de la hoja del cuadernillo vacío.
Shadow escribía muchísimo. Redactaba diario. Y se notaba. Pero en muchas ocasiones, cuando ella quería averiguar cada una de esas hojas. Él le arrebataba el libro.
—Extiende tus manos —ordenó.
—¿Qué vas a hacer?
—Solo extiende las palmas, Amy. Te daré algo.
Ella obedeció. Y él quien traía algo en sus manos escondidas detrás de su espalda; extendió sus manos y se lo entregó, y ella vió un cuaderno azul en sus manos.
—Ese será tuyo. Ahí escribirás.
—¿Pero qué exactamente?
—Todo lo que tú desees hacer.
Amy observó el libro. Casi no escribía y los libros no eran su fuente tampoco. Le aburrían, sin embargo. Shadow le había despertado interés en leer y redactar.
Amy le dió las gracias a Shadow. E incluso estaba por marcharse. Pero él la detuvo y le dijo;
—Esta tarde te quedas a dormir conmigo. Y te enseñaré además otras cosas para que...puedas empezar a redactar. ¿Está bien para ti?
Dudó. Varias veces Shadow le hizo invitaciones sobre quedarse con él, por el ""bien"" de ella. Claro que Amy no había aceptado.
Pero estaba cegada por esos ojos mentirosos. Que terminó aceptando al fin.
—...Sí.
—Di mentiras a tu madre para convencerla de que vendrás conmigo.
Su madre estaba tan ocupada con su nuevo amor. Que le daba igual que hacía Amy.
