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PASADO

AMY ROSE.

[ Cordes-sur-Ciel, Francia ]

Amy ya no ríeAmy ya no juega Amy ya no conviveAmy ya no sale Amy está rota

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Amy ya no ríe
Amy ya no juega
Amy ya no convive
Amy ya no sale
Amy está rota

Ninguna acción le interesa, está vacía,  ella murió con su padre. No sale de su cuarto, está más delgada, no se arregla, no se asea, no está para ella misma.

La primer semana de vacaciones durmió largas horas encerrada en su cuarto, su madre estaba en las mismas, y no hacía un mínimo sacrificio tampoco por reanimar a su hija, ni siquiera ella comía.

Y nadie la buscó para consolarla, ni ella buscó a nadie.

Los boletos de avión estaban regados por el suelo de su habitación, polvorientos y rotos, sus sueños y sus anhelos murieron, todo murió.

En ese momento, ella no había visto las puertas. Solo veía negro, oscuridad, nada.

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Regreso a clases.

Ay, Rosy, debe ser muy duro para tí —murmuró una de sus compañeras pero ella la ignoró y siguió andando por el pasillo.

Rosy, tienes un aspecto terrible. ¿Cómo has estado? —otra compañera de deporte. La ignoró.

Llegó al comedor con una enorme bandeja, para llevar solo una manzana y un jugo de 100 mililitros. Casi nada realmente.

Escogió la mesa cerca de los baños, era un asco pero al menos estaba sola y dando la espalda a los demás. No quería escuchar otra vez sus lástimas.

Alguien puso una bandeja a su lado.
Levantó su cara, y observó a Shadow. Lo conocía por ser el mejor en arquería, un chico de quinto semestre.

Volvió a bajar la cara y concentrarse en su “comida”. Shadow no saludó, solo estaba ahí, aún lado de ella. Se le quedó viendo, pero ella no le interesaba. Ni lo conocía.

—Amy Rose —ella lo miró en cuanto dijo su nombre, nadie le decía así, la voz de él era fría y grabe— te traje esto, ví que no llevabas nada en su bandeja.

Amy miró con desinterés, pensó que era otro que solo tenía lástima.

—Gracias, pero no tengo hambre —masculló.

𝐋𝐀 𝐇𝐀𝐁𝐈𝐓𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora