—¿Cómo te sientes, George?
La pregunta de Tubbo retumbo por toda la habitación, haciendo que cada mirada terminara en el niño recostado.
—Estoy bien, puedo levantarme si gustan.
—¡No!— gritaron todos a la vez, deteniendo al pequeño de inmediato para que se quedara en la camilla.
George soltó un bufido, quedándose quieto.
—Nos alegra que estes mejor, George— se sinceró Quackity, dejando un beso en la frente del menor.
Ranboo podría jurar que vio una débil sonrisa en el pelinegro más joven, pero no dijo nada.
—Creo que deberíamos dejar que descansara. Vengan a visitarlo mas de rato— les ofreció Wilbur, abriendo la puerta del cuarto.
—¿¡Y por qué ustedes no vienen!?— se quejó Tommy, siendo jalado por su dúo de amigos.
—Porque lo vamos a cuidar. No podemos dejarle solo. Yo creo que tú estás muy grande como para comprenderlo— aclaró Quackity con voz calmada.
Milagrosamente Tommy se tranquilizó, saliendo por su propia cuenta de la habitación. Aquello sin duda sorprendió al resto.
—Tienes un Don con los niños— murmuró el castaño, cerrando la puerta cuando quedaron solos.
—Solo le hablé con cariño. Deberías internarlo.
—No, gracias.
George soltó una risita ante eso, haciendo una mueca adolorida cuando un fuerte dolor cruzó por su cabeza, como una punzada.
—Trata de no esforzarte demasiado, Gogy— pidió Wilbur, sentándose en la silla más cercana a la camilla.
—Cuando me recuperé, quiero comerme un chocolate.
—Odias el chocolate.
—¡Ya se!— dijo George con emoción.
Ambos mayores se observaron sin entender. Realmente ese niño era todo un misterio.
—Mejor intenta dormir— insistió Wilbur.
—Wilbur dijo que se quería casar contigo— contó George de la nada, intentando desviar el tema.
Quackity abrió los ojos de par en par, completamente sorprendido. Soltó una risa nerviosa, agachando la mirada.
Wilbur miro al heterocromatico con reproche, para luego acercarse hasta su pareja, abrazándole con cuidado.
—¿"Quackity Minecraft" no te gusta?
El pelinegro sonrió, observándolo por fin cuando levantó la vista.
—¿Y por qué no "Wilbur de las nevadas"?
Los dos se miraron fijamente, sin querer separarse uno del otro. George solo les veía en silencio.
—¿Eso es un si...?— cuestionó Wilbur en un murmullo.
—Sí...— susurro Quackity también, apunto de besar los labios de su novio, de no ser porque George las lanzó una manzana, haciendo que se separaran.
—¡Que bueno que se vayan a casar, pero no se besen!— reprochó el menor, cruzándose de brazos.
Quackity y Wilbur comenzaron a reírse, volviendo a abrazarse por unos instantes.
Toda calma fue cortada por los pasos acelerados de varias personas que se escucharon en el pasillo. El pelinegro retrocedió con miedo. No de nuevo.
Una persona ingresó a la habitación. Su mirada denotaba pánico y un futuro llanto.
—Eret... ¿que pasó?— preguntó el castaño, temiendo de la respuesta.
—Slime...— comenzó diciendo el enfermero —se suicido...— su voz se quebró al final de la oración.
Eso fue todo para que Quackity se desplomara en el suelo, siendo sostenido rápidamente por su pareja.
Eret se acercó con rapidez para checarlo, procurando que todo estuviera bien.
George parpadeo confundido, sin querer comprender aquellas palabras. Su sentido común pareció bloquearse.
Recostaron a Quackity en uno de los muebles, parecía ido de la realidad. Quizás no quería aceptarla.
—Esto fue lo único que encontraron...— le dijo el enfermero a Wilbur, entregándole un papelito que contenía una frase simple.
"Fue mi culpa"
Apretó la hoja entre sus manos con cierta rabia contenida. Debía ser una mala broma del destino. Otra vez.
Wilbur no quería romperse.
Pero se le estaba haciendo imposible.