Capítulo 14

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JASPER

Veo entrar a Phoenix a la cafetería. Lleva puesto uno de sus gorros y sus audífonos puestos. Estoy a punto de levantar mi brazo y hacerle una seña para que se siente conmigo, pero en cuanto me ve, se voltea hacia el otro costado y comienza a caminar para tomar su almuerzo.

¿Me está ignorando?

Me llevo el pan tostado a la boca, dándole un mordisco mientras miro a Phoenix. Lo veo tomar una charola para después amontonarse en la fila.

—¿Está todo bien? —me pregunta Amber que está sentada a mi costado.

—Sí, ¿por qué lo preguntas? —añado mientras le doy un trago al jugo de naranja.

—No dejas de ver a Phoenix.

Comienzo a toser varias veces debido al jugo. Volteo a ver a Amber abruptamente.

—No lo estoy viendo —respondo.

—¿Me crees idiota? —resopla con cierto enfado—. ¿Le hiciste algo? Por favor, Jasper, no quiero saber que tu también lo estás molestando.

—No —me apresuro a decir—. No le hecho nada.

Mas que besarlo.

—No me quiero enterar que eres un abusivo, ya vez lo que le pasó a Calvin... —Amber se detiene y me mira rápidamente—. Espera, ¿Tuviste algo que ver con la suspensión?

—Puede ser —murmuro.

—¿Qué hiciste? —inquiere.

—Hablé con la directora Margaret y le comenté lo qué ha estado haciendo, como es su hijo, siempre lo deja pasar, pero esta vez le dije que si no hacia algo, no participaría en el torneo de natación.

Amber suelta una expresión de sorpresa.

—¿De verdad hiciste eso? ¿Renunciar al torneo para defender a un simple chico? —me mira asombrada—. ¿Quién eres y qué le hiciste a Jasper?

—Simplemente estoy siendo justo. Calvin sobre pasó la línea, además, me enteré que Phoenix tiene un problema del corazón y no quiero que nada malo le pase.

—¿Estás preocupado por él? —su voz suena llena de curiosidad.

Me quedo en silencio al percatarme de lo que acabo de decir.

—No, yo solo... solo intento evitar accidentes.

Amber me mira entrecerrando los ojos.

—Ya te diste cuenta que Phoenix es un buen chico, ¿verdad? —añade con una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Por qué no le decimos que se siente con nosotros?

Estoy a punto de responderle, cuando Amber se levanta de la mesa y se dirige hacia él corriendo. Phoenix se sorprende al verla. Desvía la mirada hacia mí por unos segundos, y después regresa a Amber. Los veo caminar hacia la mesa. Me acomodo en la silla mientras arreglo mi cabello.

¿Estoy nervioso?

—Siéntate a lado de Jasper, yo me sentaré aquí —le dice Amber señalándole la silla de en frente.

Phoenix deja la charola sobre la mesa y toma asiento a mi costado. Lo miro de reojo mientras se acomoda. Continúo comiendo en silencio intentando relajarme.

—El ambiente se siente mejor sin Calvin ¿no es así? —añade Amber llevándose una fresa a la boca.

Phoenix asiente en silencio. Dejo el tenedor sobre la mesa a un costado del plato. Me doy cuenta que la mano de Phoenix está a unos cortos centímetros de la mía. Trago saliva intentando controlar mis impulsos. Bajo las manos sobre mi regazo sintiéndome un idiota por tener que ocultarlo.

Siento un golpe en mi pie lo que me hace sobresaltar en la silla. Desvío la mirada hacia abajo y veo la pierna de Phoenix a mi costado. Lo miro rápidamente mientras él disimula comer. Lleva una de sus manos por debajo de la mesa hasta llegar a rozar la mía. Sus manos están tan cálidas que me relaja. Sujeto la mano de Phoenix con fuerza pero no al grado de llegar a lastimarlo, y entrelazo mis dedos con los de él. Gira el rostro ligeramente hacia mí con las mejillas encendidas.

Respiro un par de veces al percatarme que nadie de la mesa nos mira. Suelto el aire que estaba contiendo repitiéndome que nadie nos presta atención, pero entonces, cuando alzo la mirada por unos segundos, todo se desvanece con rapidez. No importa cuanto intente convencerme de lo contrario, toda la cafetería están observándonos, entre una mezcla de curiosidad, confusión y sorpresa, al ver al nuevo —que antes solíamos hacerle bullying—, bueno, excepto yo, quizás fueron alguna que otra palabra pero jamás lo golpeé.

Todos son tan obvios que la verdad no me sorprende. He vivido así por mucho tiempo, pero sigue siendo molesto. Estoy a punto de deshacer el agarre, cuando Phoenix me sostiene con más fuerza. Alzo la mirada hacia él, sin saber que decir. Phoenix se acerca un poco hacia mí y mi corazón se acelera al instante.

—No se ve por debajo de la mesa, así que no te preocupes —me susurra en el oído.

Se aleja un poco y le da un sorbo al jugo con su otra mano libre. Me quedo quieto en mi lugar. Volteo a ver a Amber que ahora está hablando con Rubí, qué por cierto, me ha ignorado desde el día en el que la rechacé.

Intento relajarme pero es difícil. Tengo los nervios de punta. Phoenix comienza a acariciar mi mano. Su piel se siente suave y muy cálida. Yo también acaricio la suya con suavidad. Él me mira de reojo y me da una sonrisa para que me tranquilice.

—¿Por qué te transfirieron? —le pregunta Amber a Phoenix.

Él aparta la mirada de mí para mirarla a ella.

—Me expulsaron de mi escuela anterior, y Eleanor quiso que estudiara mejor en un internado, y aquí estoy —responder con una media sonrisa.

—¿Quién es Eleanor? —le pregunta Rubí.

Puedo sentir como Phoenix se tensa.

—Es mi madre, pero así suelo llamarla —contesta.

Lo miro de reojo, veo como Phoenix baja la mirada a su plato, pero en ningún momento continúa comiendo.

Entonces me doy cuenta qué no sé nada de él.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora