Capítulo 19

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PHOENIX

Los exámenes han sido toda una tortura. ¿A quién se le ocurre poner exámenes en la misma semana del evento deportivo y el baile del aniversario de Baxter?

Debido a que los exámenes se terminaron, tenemos una hora extra libre. Lo peor de todo es que lo pasaré solo, debido a que Jasper se deberá ir a entrenar, ya que el evento es dentro de tres días. Mientras tanto, estamos en el jardín hablando de cosas vagas, antes de que se vaya a entrenar.

—¿Si irás a verme entrenar? —pregunta.

—Ya te dije que sí, es la primera vez que te veré compitiendo.

—Eso me pondrá muy nervioso —añade.

—Lo harás bien, ya lo verás —comento con una sonrisa.

Me recargo en el tronco del árbol mirando hacia una esquina donde se encuentra la directora hablando con un hombre mayor. Margaret lleva puestos unos tacones rojos lo que me hace recordar a Eleanor. Ella solía usar unas cuando iba a trabajar. Entonces recuerdo que no he sabido nada de ella desde la última vez que la llamé.

Hoy es 20 de septiembre y también el aniversario de papá. Estuve evitando ese pensamiento desde que salí de la cama. En realidad, no quiero pensar en aquello, porque sabía lo mucho que me afectaba la perdida de mi padre. De repente, un sinfín de recuerdos me inundan la mente. Aprieto el puño con fuerza intentando relajarme y olvidar todo aquello que siempre me ha perturbado, pero mientras más lo intento, más se apoderan de mí.

—¿Estás bien? —me pregunta Jasper a mi costado.

Alzo la mirada hacia él, asintiendo.

—Si, iré al baño, ahora vuelvo —comento.

Me levanto del césped y me dirijo hacia la entrada. Apresuro el paso hasta llegar al baño, corro hacia uno de los lavabos para después echarme agua en la cara. Estoy temblando, y sé que eso se debe al ataque de ansiedad. Cierro los ojos e inhalo profundo.

—Respira, Phoenix —me digo a mí mismo.

Entonces aparece un recuerdo de hace tres años. Mis padres vienen en el auto, ambos están discutiendo sobre mis terapias y la medicación. Papá le dice algo a Eleanor que no logro entender, ya que decido ponerme los audífonos para no escucharlos más.

Sé que mi padre quiere que continúe recibiendo ayuda, en cambio, Eleanor cree que mi comportamiento es solo la adolescencia y que quiero llamar la atención. Yo solo decido ignorarla cuando esa misma tarde que llovía a cántaros un auto se estampó con nosotros. Recuerdo haber girado dentro del auto hasta no saber nada, ya que quedé inconsciente por unos minutos. Cuando logro despertar, me encuentro bajo del auto con algunas heridas no tan graves, a comparación de mi padre. Puedo verlo desangrándose del estómago debido a un pedazo de vidrio que se le incrustó encima, intento con todas mis fuerzas salir del auto hasta lograrlo, corro hacia él como puedo e intento sacarlo, pero es imposible. Ya que la puerta esta trabada, y más, porque mi padre ya había dejado de respirar.

—¿Phoenix? —la voz de Jasper me trae de vuelta a la realidad. Estoy a punto de responderle, cuando añade—: ¿Qué hiciste?

No comprendo en ese momento a que se refiere con eso. Hasta que mi mirada se desvía hacia el lavado, con una mano estoy sosteniendo la navaja que suelo llevar conmigo escondida en mi tobillo y el cual, me he cortado el brazo izquierdo. No puedo responderle. No entiendo absolutamente nada. No sé en qué momento lo hice, tal vez fue el impulso de la ira lo que me hizo hacerlo. Tiro la navaja rápidamente, y esta cae en el lavado que se encuentra repleto de sangre. Mi propia sangre.

—Yo... no sé —logro decir—. No quise hacerlo. Te lo juro.

Jasper corre hacia mí, al mismo tiempo que toma varias servilletas para colocarlas por encima de mi herida. Me doy cuenta que estoy llorando.

—Lo siento —digo entre sollozos—. No quería que me vieras así.

—Phoenix —me llama con suavidad—. Todo estará bien.

Yo niego rápidamente con la cabeza.

—No quiero que pienses que estoy loco.

—No pienso eso de ti —responde.

—No mientas —contesto al mismo tiempo que retrocedo, llevo mi mano por encima del papel donde estaba presionando Jasper hace un momento—. Nadie que no esté fuera de sus cabales haría esto y lo sabes.

—Escucha Phoenix, no comprendo con exactitud el porqué lo haces, pero tampoco voy a juzgarte —Jasper da un paso hacia mí para tomar mi brazo de nuevo—. Solo quiero que sepas que me importas y que quiero ayudarte, pero no podré hacerlo, si tú no me dejas.

Lo miro por unos segundos.

—No quiero ser una carga para ti —confieso.

—Y no lo eres —añade con suavidad.

—Yo... no sé que hacer —admito.

—Encontraremos una manera, ya verás —dice sonriendo.

Asiento en silencio.

—Ahora sígueme, iremos a la enfermería para curarte la herida.

—No, si vamos se enterarán de lo que hice —añado, deteniéndolo.

—Nadie sabrá nada, te lo prometo.

Jasper se quita su corbata y la amarra por encima de mi herida, la acomoda con mucho cuidado y después me voltea a ver.

—¿Vamos? —me pregunta mientras me extiende la mano.

Le doy una sonrisa cálida, y después tomo su mano para seguirlo.

***

¡Hola Wattpaders!

En este capítulo podemos ver qué Phoenix sufre de autolesiones, quiero que sepan que para todo hay una solución. A veces nos dejamos cegar por el dolor o los recuerdos tristes que vivimos. Y es muy difícil salir de una situación como esta. Pero créanme, todo es posible en esta vida, solo es cuestión de intentarlo. También quiero que sepan que no están solxs, me tienen aquí para lo que sea.

Los quiero<3

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora