Capítulo 21

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PHOENIX

Me encuentro en una tienda de ropa con Jasper y Amber en busca del traje para el baile de Baxter. De acuerdo con Amber, esta tienda es donde suelen comprar la mayoría de la ropa para eventos.

Falta solo un día y no tenemos aún nada. Amber está indecisa por dos vestido. Y Jasper por lo visto ya sabe que llevará. Aunque es obvio, ya que es experto en estas cosas. Solo una vez en mi vida he llevado un traje, y ese fue el día del funeral de mi padre. No tengo muy buenos recuerdos, pero he decidido hacer nuevos y mejores recuerdos de ahora en adelante.

—Phoenix —me llama Jasper—. Pruébate este.

Me pasa un traje de terciopelo color azul rey que de vista me agrada bastante. Me lo pruebo en el probador y me sorprende ver a un Phoenix nuevo y diferente en el espejo. Decido llevarme ese con un moño color negro. Jasper decide llevarse un traje oscuro que lleva en su saco el logo de Louis Vuitton por todas partes. A mi parecer es demasiado ostentoso, pero en él se ve asombroso. Amber finalmente opta por llevarse un vestido largo color rosa palo.

Una vez que compramos todo, a fuera nos está esperando Rafael, el guardaespaldas. Jasper quiere llevarme a su casa por primera vez, lo cual le he dicho si.

Cuando finalmente llegamos a la mansión de los Bennet. El auto rodea la fuente que hay en frente de la casa. Tiene un ángel en medio que desprende agua como cascada. Me sorprendo al ver la inmensidad de la casa. Bajamos del auto y me detengo al ver las puertas de tres metros de altura. Observo el lugar con detalle. Tiene un camino de pinos que desprenden un olor tan agradable. Los ventanales también son inmensos. Una vez que entramos, mi mirada se dirige hacia los altos tejados de color arena; una escalera de mármol en forma de caracol nos recibe, es el mismo diseño del suelo que también es de mármol. Me detengo al ver una estatua de un hombre semi desnudo.

—¿Tienes hambre? —me pregunta Jasper.

—Yo siempre tengo hambre —le respondo entre risas.

—Tienes que probar la comida de Cordelia, ¡te va a encantar! —añade Amber con una sonrisa.

Nos dirigimos hacia la sala mientras Amber desaparece en la cocina. Me siento en el enorme sofá con Jasper a mi lado.

—Tu casa es muy grande —comento.

—De mi madre —me corrige.

—Bueno, al final también es tuya o en futuro lo será.

Jasper lo piensa por un momento.

—En realidad, esta casa no la quiero —añade.

—¿Por qué? —pregunto—. Es asombrosa.

—Mi sueño es vivir dentro de un bosque, lejos de todos —confiesa—. No me gustan las cosas ostentosas.

—Me gusta esa idea —sonrío.

Amber entra a la sala y nos dice que la comida ya está lista. Nos dirigimos al comedor donde nos espera un banquete. Estoy tan asombrado que no encuentro las palabras. Jasper toma asiento y me dice que me siente a su costado.

—¿Tus padres no están? —pregunto.

—No, están trabajando y regresan en la noche.

Suelto el aire al saber que hoy no conoceré a los padres de Jasper, en realidad, me da algo de nervios conocerlos.

Cuando terminamos de comer, Jasper me lleva a su habitación. Es bastante espaciosa y las paredes tienen un diseño rústico pero moderno. Tomo asiento en su cama mientras continúo observando todo. Podría decir que su habitación es minimalista. Casi no tiene nada. Solo un escritorio donde se encuentra su portátil, a un costado hay una lámpara de astronauta y en una esquina tiene un librero de madera repleto de libros.

—Nunca me imaginé que tu habitación luciera así —comento.

—¿Así como? —pregunta, tomando asiento a un costado de mí.

—Tan... impecable —añado.

Jasper suelta una risa divertida.

—Querrás decir, nerd.

—Yo no dije eso —me rio.

—Pero tienes razón —agrega—. Mi madre nunca me dejó que yo decorara la habitación.

—¿Por qué? —inquiero frunciendo las cejas.

—Siempre ha querido que sea un chico "impecable".

—Pero es tu habitación, puedes hacer lo que quieras con ella.

—No teniendo a Victoria de madre —responde.

Me quedo en silencio observándolo.

—Sé lo que estás pensando —añade.

—Es solo que, no le entiendo.

—Y no intentes entenderla, así es ella. Ya sabes, un poco controladora.

Jasper toma mi mano y la entrelaza con la suya.

—¿Estás nervioso por la competencia? —le pregunto.

—No —el niega con la cabeza—. Lo he echo tantas veces que ya estoy acostumbrado.

—Se nota que amas hacerlo —sonrío—. ¿Por qué decidiste aprender natación?

Jasper se tensa por un momento.

—Bueno, mi madre quería que aprendiera a nadar.

—¿Tu madre?

Él asiente.

Me doy cuenta que la vida de Jasper está manejada por sus padres, en especial por su madre, y eso, me hace sentir tan mal por él. Ni aunque tenga todo el dinero del mundo, algo me dice que Jasper no es completamente feliz.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora