Capítulo 1

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Emily. 

Estoy en el baño de mi cuarto viendo videos tutoriales de como cuidar niños pues trabajaré con los Carter quienes estában buscando niñera para sus mellizos y no dudé en postularme. Facebook me lo recomendó y tuve que aprovecharlo.

—¡Emily! —el grito de papá me hace respingar y soltar el teléfono. 

—¡Voy! —le respondo agachándome a recoger lo que se me cayó y lo guardo en el bolsillo de mi sudadera negra.

Alzo mi bolso de mi cama, bajo y encuentro a mi padre sirviéndose una taza de café. 

—¿Se puede saber que tanto hacias allí arriba? 

—Nada... —también me sirvo café —pediré un trabajo como aur pair. 

Le informo y se pone rígido como si le hubiera dado un golpe. 

—¿Dónde? —gruñe. 

—Con los Carter, ya los investigué y sólo tienen una hija de 19 años —le comento para aligerar el ambiente y funciona —cuidaría a sus hermanos mellizos. 

—Vale, con tal de que no me andes de zorra. 

—Papá... 

—Solo comportate que no quiero sorpresas. 

—Sí, señor —le hago un saludo militar y el claxon del carro de Ada me llama —empiezo hoy día así que llego tarde. 

Me asiente, suelto mi taza y le doy un beso en la mejilla de despedida. 

—¿Segura que es ese amiguita tuya y no un idiota que quiere engatasurte con su carro?—cuestiona y ya me da risa que crea que cualquier hombre me va a venir ofrecerme el mundo en dinero y lujos para separarme de su lado. 

Ojalá fuera así, padre. Así no tendría que está consiguiendo trabajo para reunir para mi universidad.

—Si, papá. Es Adelaida, la de siempre —le contesto yéndome a la puerta —ten un lindo día y si haces compras no olvides traerme mis tampones. 

—¡Emily! —me riñe. 

Salgo corriendo cuando se me viene encima y me encuentro con mi amiga que está estacionada, amo que ya use su auto. 

Definitivamente le voy hacer el altar a Baker por este milagro.

—Buenos días, bebé. 

Es mi mejor amiga desde que tengo uso de razón, siempre hemos sido nosotras contra el mundo.

Bueno así lo he sentido desde que Harper y la innombrable se fueron.

—Buenos días, bebé —me responde mientras me quito el suéter que expone el vestido morado y me siento como una versión cool y moderna de la Sirenita con mis tenis verde aqua cuando veo mi reflejo en el retrovisor. 

Por suerte las heridas sanaron más rápido y si alguien nota alguna y me pregunta tengo las excusa perfecta. 

Es increíble que se creyeran que una adolescente resbaló de las escaleras cuando nuestro profesor se dio cuenta de uno de mis hematomas mientras hacíamos una actividad turística el año pasado. 

Desde entonces he sido más discreta con mi vestimenta pero hoy no me apetece, tengo mi entrevista con los Carter y no quiero lucir como si me pusiera lo primero que encontré en mi closet.

Me subí y me bajo el espejo del copiloto para ponerme mi labial rojo y me impregnó de mi splash de vainilla. 

—¿Segura que no te importa que no te acompañe a la gine? —le pregunto a Ada mientras pone en marcha el motor. 

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora