Capítulo 10

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Emily.

Otra semana más me toma reunir el valor, y esta vez decido aprovechar para poner en práctica lo que me recomendó Baker. Con los mellizos en casa de sus abuelos, tengo un día completamente libre solo para April. Un día sin interrupciones, sin prisas... solo ella y yo.

La idea me hace sonreír. Hoy es el día perfecto para experimentar, relajarme y disfrutar el momento, sin las preocupaciones diarias. Estamos en su cuarto viendo una serie que comenzamos hace poco, pero mi atención se desvía completamente cuando siento su mano deslizarse con suavidad por mi muslo, rozando el dobladillo de mi sudadera.

La sensación es electrizante, como si su toque fuera una invitación silenciosa a algo más. Sin pensarlo dos veces, le tomo la mejilla con delicadeza y la acerco hacia mí para besarla. Lo hago con esa mezcla de ternura y pasión que nos define, como si ese beso fuera la mejor forma de agradecerle por este día perfecto.

—Me gustas mucho, rojita... —susurra contra mis labios, con una sonrisa traviesa.

—¿Ah, sí? —le susurro de vuelta, mientras mis dedos juegan con el borde de su camiseta.

—Mm-hmm —murmura, su mirada encendiéndose mientras sus manos viajan hacia mi cintura, acercándome aún más a ella.

—Y tú a mí, ricitos... —le susurro, deslizando mis dedos por sus rizos, disfrutando de cómo se enredan entre ellos, mientras la palabra suena suave y sensual, tan juguetona como ella.

April se acerca un poco más, su respiración caliente contra mi piel. Sus manos comienzan a deslizarse hacia atrás, por la curva de mi cintura, mientras mi corazón late con fuerza.

—Espera —la detengo jadeante—. Déjame esta vez a mí...

Con un ligero empujón, la invito a recostarse, y su sorpresa se convierte en una sonrisa cómplice. Ahora estoy en control. Mis dedos acarician sus rizos, y me inclino hacia ella, dejando que la anticipación crezca entre nosotras.

—¿Qué te gusta? —inquiero con un toque de confianza, recordando las palabras de aliento que me dio mi cuñado. La curiosidad brilla en sus ojos, y me encanta ver cómo su expresión se transforma en una mezcla de sorpresa y deseo.

April se muerde el labio, jugando con la idea de revelar sus secretos. —Me gustan las sorpresas... y los momentos inesperados —responde, su voz suave y provocativa.

—Entonces, prepárate, porque hoy será todo menos predecible —le sonrío, sintiendo cómo la emoción corre por mis venas.

Con un movimiento decidido, comienzo a quitarle la blusa, revelando el hermoso bralette floreado que adorna su figura. Mis dedos se deslizan suavemente sobre el tejido, disfrutando de la vista que se despliega ante mí.

—Esto no es muy pop star de tu parte —bromeo, riéndome mientras miro su expresión de sorpresa y deleite. —Pensé que a las estrellas les gustaba un estilo más oscuro, con cuero y cadenas.

April suelta una risita, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y desafío. —Quizás no sea del todo un alma rebelde.

Sin dejar de sonreír, continuo besando su cuello, disfrutando de la suavidad de su piel y el aroma dulce de su cabello. Mis labios se deslizan hacia su clavícula, sintiendo cómo su respiración se vuelve más profunda, más rápida.

—¿Y si te dijera que eso me hace querer descubrir más de ti? —susurro, dejando un pequeño beso justo detrás de su oído, provocando que un escalofrío recorra su cuerpo.

—Hmm, suena tentador —murmura April, cerrando los ojos y arqueando ligeramente su cuello hacia atrás, como si estuviera disfrutando cada caricia.

Aprovecho ese momento para seguir bajando mis besos, saboreando cada centímetro de su piel expuesta.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora