April.
No puedo dejar de mirar a Emily. Me gustaría decir que es porque no puedo apartar los ojos de lo hermosa que es, pero la verdad es que algo está mal. No tiene la misma chispa de la noche anterior. Sus movimientos son más rígidos, más cautelosos, como si cada pequeño gesto le causara dolor. Me esfuerzo por no preguntar de inmediato, pero la inquietud se instala en mi pecho, difícil de ignorar.
—¿Estás bien? —pregunto, intentando que mi voz suene casual, pero sabiendo que ella puede leer la preocupación en mis ojos.
Ella se limita a asentir con una sonrisa que no alcanza sus ojos, y eso solo aumenta mi sospecha.
—¿Por qué mejor no aprovechamos que los mellizos están dormidos y vemos una película? —me sugiere, con un tono coquetamente ligero, tratando de desviar la atención.
Su intento por cambiar el tema es evidente, pero no puedo evitar sentirme frustrada.
La veo tan vulnerable que decido seguirle el juego, al menos por ahora. Le sonrío de vuelta, fingiendo que todo está bien.
—Claro, suena bien —respondo, aunque mis pensamientos aún están anclados en las preguntas que no me atrevo a hacerle.
Em levanta sus cuadernos y los coloca sobre la mesa del centro. Su energía es contagiosa, y aunque trato de mantener la fachada, siento que me sumerjo en su mundo. Apago las luces, dejando que la suavidad de la penumbra nos envuelva, y tomo el control remoto para encender el televisor. Busco el filme, cada clic del control me aleja un poco más de la ansiedad que me persigue.
—¿Qué tal este? —pregunto, deteniéndome en una comedia romántica que parece ligera.
—Perfecto —responde, su voz llena de entusiasmo.
Mientras la pantalla comienza a cobrar vida, me siento un poco más tranquila, aunque no puedo evitar robarle miradas furtivas. Ella se acomoda en el sofá, la luz de la televisión iluminando su rostro con un brillo cálido. Pero su energía vibrante contrasta con la inquietud que siento en mi interior.
Con cada broma de la película, me esfuerzo por relajarme, riendo junto a ella. Emily desliza sus dedos hacia mí, tamborileando suavemente sobre el colchón del sofá, creando una melodía sutil que me hace sonreír. Aprovecho el momento y me acerco más, entrelazando mis dedos con los suyos, sintiendo la calidez de su piel.
La rodeo con mi otro brazo, y ella, casi instintivamente, apoya su cabeza en mi hombro. Ese simple gesto me llena de una ternura abrumadora. El suave peso de su cabeza contra mí es reconfortante, y por un instante, el mundo exterior se disipa, dejándonos en nuestra burbuja privada.
Su respiración se vuelve más pausada, y aunque la película avanza, mis pensamientos están solo en ella.
El calor de su cuerpo contra el mío me hace sentir en paz, y mientras la película continúa, mis pensamientos se deslizan hacia la noche mágica que compartimos. Un pequeño suspiro escapa de sus labios, y mi corazón se acelera al pensar en lo que hemos comenzado a construir juntas.
A medida que las risas de la película se desvanecen y los momentos se vuelven más íntimos, me atrevo a romper el silencio.
—Emily, ¿te gustaría salir a hacer algo más divertido después de esto? —pregunto, buscando un destello de alegría en sus ojos.
Ella levanta la vista hacia mí, y por un momento, creo ver un destello de emoción, pero rápidamente se oculta tras una sombra.
—No sé, April... —responde con un tono que me suena inseguro.
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Inevitable
ChickLitEn este especial de ¿Quién enamora primero?, Emily Masón empieza a trabajar como niñera de los mellizos Carter y no solo aprenderá a como cuidarlos sino a como lidiar con la repentina atracción que siente hacia April, la hermana mayor de ellos. Jun...