Capítulo 12

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Emily

Me quedé despierta hasta tarde hablando con April, disfrutando cada momento. Escucharla compartir su entusiasmo y sus miedos fue una delicia, y no puedo evitar sentirme feliz y orgullosa de que haya decidido mostrar su talento.

La pobre está tan nerviosa, pero estoy segura de que va a arrasar. Si el cazatalentos tiene ojos y oídos, no hay manera de que pase por alto lo increíble que es mi Ricitos.

Me levanto, me doy una ducha rápida y elijo ropa cómoda, algo práctico para limpiar en la escuela pero que también sirva para asistir al concierto más tarde.

Voy directo a la cocina y comienzo a exprimir naranjas, llenando un vaso con jugo fresco, y luego preparo tostadas con mermelada de fresa casera. Al lado, unos huevos revueltos con un toque de hierbas y un plato de fruta variada completan el desayuno.

—Buenos días —saludo a mi padre cuando entra en la cocina, aún bostezando. Le acerco el vaso de jugo y le hago un gesto hacia el plato de desayuno listo en la mesa—. Ya te preparé el desayuno.

Él asiente con una mirada de aprobación y se sirve una taza de café, tomando un sorbo mientras examina la comida.

—¿De verdad tienes que ir a la escuela un sábado?

—Sí, día de limpieza —le respondo, recordándole lo que ya le había mencionado. Luego sonrío con un toque de orgullo—. Si desconfías, puedes acompañarme para que veas, y de paso hablas con el profesor. Dice que he mejorado en las últimas semanas, y que mi promedio podría subir.

Ada siempre me ha ayudado a mantener mis notas, pero últimamente April ha logrado que me concentre aún más. No sé si es su voz, su paciencia, o simplemente ella, pero ha hecho que todo parezca posible.

—No quiero lidiar con adolescentes ruidosos y profesores molestos. Además, no sé de qué te van a servir unos números.

Su comentario hace que la sonrisa se borre de mi rostro. La emoción que sentía al hablarle de mis mejoras en la escuela se esfuma, dejándome con un nudo en el pecho. Respiro hondo, recordando por qué estoy esforzándome tanto, no solo por él, sino por mí y por la vida que quiero construir.

—Tal vez no lo entiendas ahora, pero es importante para mí —le digo, tratando de mantener la calma.

Él me observa por un segundo y luego vuelve su atención al café, sin responder. Me termino de preparar en silencio, decidida a no dejar que nada ni nadie me quite las ganas de perseguir lo que me hace feliz.

—Tal vez después haga algo con mis compañeros o quizás pase un rato donde Ada. ¿Puedo llegar más tarde? —Le pregunto, intentando disimular mi verdadera intención de ir al concurso de April.

Él me observa por un momento, como evaluando mis palabras, y finalmente asiente.

—Está bien, pero si me entero de algo raro...

—No, pa. Me voy a portar bien, te lo prometo. —Le sonrío, tratando de sonar despreocupada mientras me despido.

Salgo de casa justo cuando llega mi hermana de otro padre. A simple vista parece que tampoco ha dormido bien, pero su sonrisa delata que algo, o mejor dicho alguien, la tiene feliz.

—Esto te servirá para esa beca, bebé —me dice con entusiasmo mientras caminamos juntas hacia el estacionamiento. De pronto, sonríe para sí misma, como recordando algo que la hace suspirar.

—¿De qué te acordaste, picarona? —le pregunto con una sonrisa cómplice.

—De nada malo... solo lo extraño —me dice, su voz casi soñadora.

InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora