Inevitable

Capítulo 3

Emily.

Mi adorada hermana de otro padre, Ada, me recoge en la residencia de los Carter después de la deliciosa cena y como amo que ya maneje.

—Hola, bebé —la saludo subiéndome a su auto —gracias por venir a recogerme, no quería tomar un taxi. 

—¿Oye, no es muy tarde para que salgas de trabajar? —cuestiona. 

—Si, pero no estaba trabajando —le aclaro —los señores me invitaron a cenar para cuadrar mis honorarios. 

—Ah, ¿y como te fue en tu primer día? —me consulta poniendo en marcha el motor y arranca. 

—Oh, muy bien —comento —los niños son un poco inquietos, pero nada que no pueda controlar —alardeo como si mi experiencia en cuidar bebés fuera muy extensa.

—Em....

—¿Si, bebé? 

—Hablé con papá y no le gusta para nada que tengas que trabajar. 

—Pues lo necesito si quiero seguir una carrera —alego.

La mayoría de estudiantes tienen el apoyo de sus padres para eso y otros como yo, tenemos que conseguir trabajo. No me molesta, solo quisiera que papá tomará más enserio mi futuro. Pareciera que no le importara. 

—Ese es el punto, él dice que no lo necesitas porque hizo un fondo para ti como para mi. 

—¿Qué? —exclamo incrédula —Adelaida, no. Peter no tiene que hacer eso.

Protesto avergonzada. 

—Lo hace porque te quiere, estaba esperando a que... 

—No es necesario —insisto. 

—Si, si tu padre no quiere darte lo que nesecitas para la u...

—Ada, solo dile a Peter que no se preocupe por eso, mi papá y yo nos arreglaremos. 

—Él es igual o más de terco que tu así que ni hablar —asevera —si quieres trabajar hazlo para tus cosas personales, pero vas a tener tu fondo universitario y no se discute. 

Suspiro, Peter no tiene que ponerse en estas.

—Claro que sí lo voy a discutir, pero con don Peter. 

Joder, donde mi padre se entere de esto se va hacer películas en su cabeza en las que la única afectada seré yo. 

—Bueno —contesta —mejor sígueme contando sobre tu día como niñera. 

Corta con el momento tenso y me hace reír. 

—Los niños jugaron y merendaron algo antes de su siesta que me dejó hacer mis tareas —le cuento —espero que con la ayuda de su hermana mayor las cosas sean igual o más fácil. 

Ni se porque mi boca dibuja una sonrisa mientras rememoro la de April a quien no pude dejar de ver durante la comida. 

—¿Tienen una hermana mayor? —inquiere curiosa Ada.  

—Si y es muy linda —carraspeo cuando capto el sentido de lo que dije —digo, me ofreció su apoyo con los mellizos. 

Trato de arreglarlo aunque mi amiga no perece haber percibido nada raro. 

¿Qué me pasa? ¿Qué tiene de malo decir que una chica es linda? 

Se lo he dicho muchas veces a Ada y a otras amigas, sin ningún otro tipo de sentido que no sea el fraternal. 

—Me alegra que vayas a tener apoyo —dice y continúa contándome como almorzó con sus suegros después haber tenido su cita con la ginecóloga para colocarse el anticonceptivo y nos reímos lo que queda de trayecto a mi casa.