Capítulo 1

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Los gritos resonaban en toda la casa, el sonido de la puerta abriéndose y cerrándose fue el siguiente en escucharse.

—¡Regresa, Ahora mismo! —Grito detrás de ella.

—¡No! Esto se acabó, no planeo quedarme un segundo más juntó a ti.

—No es una pregunta, es una orden.

—¿Orden? ¿Acaso escuchas algunas vez lo que digo?. ¡Se acabo!.. quiero el divorcio.

—¿Divorcio? Eres egoísta, siempre se trató de lo que tú quieres ¿Qué hay con lo que yo quiero?

—Vete al diablo —Grito furiosa antes subir al taxi.

¿Egoísta? La había llamado ¿Egoísta? Después de todo lo que había puesto de su parte para que su matrimonio funcionará. Y aún así la llamada egoísta.

Dejo de lado todos sus sueños con tal de hacerlo feliz, renunció a su boda de ensueño,  solo por él, renunció a tanto y él jamás lo noto.

Quebranto su alma, rompió su espíritu. La dejo hecha añicos, y ni siquiera lo noto, cuando tomo de ella lo que quería solo la hizo a un lado, como si no fuera nada. Cómo si no importará.

“Los matrimonios no siempre son fáciles, pero cuando hay amor, se debe luchar”

Quién dijo eso era un verdadero idiota.

Ella tomó los pedazos de su corazón, y trato de hacerlo funcionar. Trato en verdad trato, cada día se levantó fingiendo que todo estaba bien, pero algo había cambiado esa mañana, ya no lo veía de la misma forma, y cuando la besó lo supo, el amor que sentía por él no estaba.

Por todo lo que había luchado se había ido, se suponía que ella amaría por los dos, hasta el que la amara con la misma fuerza que ella y ahora ni eso le quedaba. No tenía nada.

Caroline comprendió esa noche, que una vez más el amor no fue hecho para ella. Fue paciente, comprensiva, amorosa, incluso lo espero por demasiado tiempo, solo para que notará que existía. Solo porque ella sabía que él, era el correcto.

Cuando su mejor amiga, lo dejo ella pensó que había cometido el peor error al dejar ir alguien como él. Ahora comprendía el porque. Ninguna chica puede tolerar tantas imposiciones de parte de su novio o esposo. Ella siempre fue independiente, y amaba su libertad, pero no significaba que lo amara menos a él. Solo porque no lo necesitaba todo el tiempo.

No habían cumplido ni seis meses de casados, y había gritos, celos, peleas, parecía que ninguno era feliz. Con un noviazgo relativamente cortó, y una boda aún más apresurada no podía ser de otra manera.

Aún que para su amiga, que casi tenía el mismo tiempo de casada todo pintaba diferente, ella si era feliz.

La vida era una perra cuando se trataba de ella, mientras sus amigas, tenían todo, una familia que las ama, esposos o, novios que las aman, las comprenden, apoyan y respetan. Ella… Ella no tenía nada.

La única persona que pensó que estaría a su lado hasta el final, resultó que no la amaba, no era necesario oírlo de su boca para saberlo, todas sus acciones lo fueron demostrando, pará el, ella era menos que nada. De lo contrario jamás la habría lastimado de la manera en que lo hizo.

Comenzaba a preguntarse, que había de malo en ella para que nadie la amará, aún que fuera un poquito. Ni siquiera sus padres la amaron lo suficiente como para luchar por su vida, se fueron demasiado rápido, no les importó dejarla sola. No le quedaba nada.

Amor a segunda vista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora