Capitulo 11

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La noche se volvió un infierno, cuando despertó llorando un par de horas después, de ir a dormir. Jamás había tenido una pesadilla, con aquella infernal noche.

Todo lo había revivido. Cada maldito momento. Se había esforzado tanto por no recordar, por olvidar. Y de repente sin siquiera pensarlo, ahí estaba de nuevo. Esa abrumadora sensación, De frustración y dolor en su pecho.

Su cuerpo temblando de miedo, al recordar cómo fue tocada por la fuerza, sometida, e ignorada por él que, hasta esa noche consideró, el amor de su vida.

Se sentía, muy estúpida, al pensar que alguien como Stefan, pudiera amarla. Chicos como él, jamás se fijan en chicas como ella. Pero tuvo que entenderlo a la mala.

Ella nunca sería suficiente para nadie, se odiaba así misma por eso, No importa cuánto se esforzaba, nunca llenaría, el estándar de la mujer ideal que todo hombre busca.

Caroline se sentía miserable, su vida era horrible y vacía, no tenía muchos propósitos para vivir. Salvó los momentos que pasaba con Klaus. Esos eran los únicos momentos que se sentía viva, feliz y en paz. Se sentía en casa.

También sabía que era injusto dejar que su amigo llevará toda esa carga. Pero no podía evitarlo, y tampoco quería soltarlo, al menos no pronto, le gustaba como se sentía a su lado. Valiente, valiosa, querida, única y especial.

Klaus tenía esa mágica cualidad, no solo sus caricias y labios, la ayudaba a sanar, también esa forma en que la miraba, y le sonreía, y esa sensual voz, que le decía cuán importante era para él. La forma en que le hacía el amor, como él, le llamaba, era algo mágico.

Cuando él la tocaba, se sentía única, era como si la reclamará como suya, como si le perneciera solo a él, y más increíble aún, sentía como acariciaba su alma, Klaus hacía vibrar cada fibra de su ser, metiéndose bajo su piel, de forma tan sublime que quería manterlo así, por la eternidad.

Deseaba escuchar su voz al menos, pero llamarlo no era opción, porque Klaus se daría cuenta, que algo le pasaba y ella no podría decirle la verdad. Odiaba tener secretos con él, pero era la única manera de mantenerlo a salvó, era tan impulsivo que ocurriría una tragedia. Él jamás debía saber que era eso que tanto la atormentaba, que le quebró el espíritu, y socabo su alma.

Se abrazo a si misma, tratando de conseguir un poco de consuelo. Pero no lo consigo, solo se sintió más sola, que antes.

Sin darse cuenta, mientras lloraba, se fue quedando dormida.

Caroline se encontraba en una habitación, diferente. No reconocía el lugar, escuchó una puerta abrir y cerrarse.

Risas, y jadeos. Pronto aparecieron, Klaus cargaba a Genevieve, mientras la besaba.

¡Nik! Grito Caroline, molesta. Pero no fue escuchada y entonces se dirigió a ellos, quería detenerlo. Pero parecía ser solo una ilusión en aquella habitación, no podía tocarlos, tampoco podían oírla.

Estaba condena a perderlo. Lo estaba perdiendo frente a sus ojos.

¿Me amas, Klaus?

Preguntó la mujer contra sus labios, y él la miró con adoración. Cómo jamás había visto a nadie 

Te amo, Genevieve.

Escuchar esa confesión, le partió el corazón, y el piso comenzó a agrietarse, hasta no quedar nada bajo sus pies.

Caroline despertó gritando mientras lloraba. Se llevó la mano al pecho, dolía. Cómo jamás le había dolido, nada. Trato de recordarse que solo había sido una horrible pesadilla.

Amor a segunda vista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora