ONCE

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A la hora del receso, como siempre Liliana tomó su libro y los auriculares, caminó hasta llegar a la sombra de su árbol favorito, se acomodó para iniciar su lectura.

Por otro lado, Lucas estaba siendo bien recibido en la escuela, varios chicos se le estaban acercando para invitarlo a que formara parte de su club. Los chicos de baloncesto, y los de futbol reñían para atraer su atención.

-¿Que tal? Oye...tienes cara de listillo, ¿qué te parecería pertenecer al club de ciencias?-dijó una chica de aspecto científico.

-O tal vez el de matemáticas-habló un muchacho de lo más serio.

-Chicos, no me lo tomen a mal, pero primero me gustaría conocer la escuela, ya despues veremos, ¿quieren?.

A Lucas sólo le interesaba encontrar a la chica de los ojos tristes para platicar con ella. Caminó por toda la explanada, la recorrió con la vista, y ahí estaba, bajo ese manzano sentada en el suelo leyendo. Se acercó sigilosamente.

"... la chica caminaba por un oscuro pasadizo, en ese momento resbaló, y cayó al fondo de un pozo, para despues escucharse un grito de terror.
Terry trató de encontrar el lugar de donde provenían los gritos, cuando escuchó una voz en su oido..."

-¿Sabes? Al final de cuentas la chica muere-dijo Lucas inclinandose ante ella. Pero Liliana no se inmutó, parecía no escucharlo. Hasta que ella quitó la vista del libro, se quitó los auriculares.

-¿Perdón?

-Aaaaa-basiló el chico. Toda aquella seguridad se fue al caño cuando volvió a escuchar su voz despues de casi un mes- digo que al final de cuentas la chica se muere-dijo recuperando la compostura.

-¿Acabas de hacerme un spoiler? ¿qué te sucede? ¿No te han dicho que es muy desagradable que te cuenten el final de un libro?

Liliana soltó molesta, ¿quién se creía este idiota para decirle el final de un libro?. A Lucas le pareció graciosa la reacción de Liliana.

-¿De qué te ríes? Yo no le veo lo gracioso a esto-cada palabra que articulaba Liliana, parecía abrir más los ojos, y Lucas no dejaba de reirse, ese gesto le parecia muy tierno- serás imbécil.

Liliana se levantó del suelo, tomó sus cosas y se disponía a irse.

-No espera, perdón, no era mi intención burlarme de tí, sólo que los gestos de tu cara, no sé...se me hicieron graciosos. No quería incomodarte.

-Ja, ¿y ahora me dices que te parezco graciosa? No creo que te parezca graciosa una patada en tus pelotas.

-¡Hey! Tranquila chica ruda, yo solo quiero entablar una conversación contigo...-he izo una mueca mientras extendía la mano para que le dijera su nombre. A él no le costaba nada preguntar por su nombre, pero quería averiguarlo él mismo, aparte, sería una buena oportunidad para hablarle.

-Ya sabes mi nombre, no te hagas el tonto-masculló Liliana al recordar el día en que fue a la tienda.

-Claro, pero veras, se me olvidó-murmuró Lucas con voz inocente.

-¡Ay pobre! Padeces de lagunas mentales.

-¡Oye!-Liliana se cruzó de brazos-lo admito, si recuerdo tu nombre. Según la nota, decía que era Mirna, pero tú no tienes cara de Mirna.

-Piensa lo que quieras- Liliana comenzó a caminar hacia los salones. Sonó el timbre que indicaba la segunda jornada de clases. Lucas la siguió, pero tuvo que girar a otro pasillo, pues a él le tocaba clase de Francés, mientras vió como ella entraba al salón de Historia. Este hueso sería muy díficil de roer.

Nunca más en SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora