OCHO

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-Aquí está Mirna, tu cachivache sin sentido-Liliana dejó el paquete en la mesa de centro de la sala. Mirna por su parte, veía vestidos de novia en una revista.

-Gracias Lilí, oye ¿qué te parece este vestido de aquí?-Mirna le mostró la fotografía.

-No sé, lindo, pero francamente, no me importa. Si ya no me ocupas, estaré en mi habitación.

-Liliana, ven-dijo la madre en tono serio. La joven hizo caso y se sentó frente a ella-¿por qué eres así conmigo?

Liliana se la quedó mirando sin decir nada. En sí, no sabía que responderle, ella tenía tantas reclamaciones hacia su madre, pero no tenía el valor para decirselas. Como si no hubiese escuchado a su nada, se levantó y fue directo a su habitación.

Ya estando en su santuario, le pusó seguro a la puerta, y salió por la ventana al techo del portíco, se arrinconó en las ramas del árbol de jacaranda que estaba en el jardín de su casa, y sacando su pequeña bitacora de su gabardina, comenzó a escribir:

"Junio 14 de 2012:
Las vacaciones han sido aburridas, la única persona con la que me divierto es con Souno, pero ayer no platique en la tarde con él. Me pasó algo extraño, me quede dormida en el parque. Un chico entrometido me despertó, no le ví la cara muy bien, pero se veía simpático. Por temor a que me preguntara más cosas, salí corriendo.

Esta es la semana de las catastrofes, los tortolos se casan. Mirna quiere ser la buena madre ahora, pobre de Francisco, pero esa no es cosa mia. Sólo espero el día en que Mirna me deje vivir con mi abuela..."

Aún con los auriculares, en reproducción aleatoria volvió a escuchar I hate myself for loving you, recordó al chico de la tienda de antigüedades.

"por la mañana, cuando Mirna me mandó por su cachivache a la tienda de antigüedades, conocí a un chico, quizó hacerse el gracioso, pero a decir verdad, no me agrado. Era algo tonto, y ese chiste de Jesus, ja, tendrá cerebro de gusano. Y sobre todo como me miró, parecía idiota. Es frustrante salir a la calle y encontrar a personas así."

Dejó de escribir, y se dedicó a escuchar la música, y fantasear un poco sobre como sería si viviera en Inglaterra.

Talvez se subiría con su abuela a un double-decker, visitaria el Big Ben, iría al London Eye, o talvez a los jardínes botánicos. Pero algo por lo que se moría era ver a sus idolos, o conocer la ciudad de Liverpool, el lugar de donde son The Beatles. O quizá conocer al máximo cuarteto de rock progresivo, a muy poca gente le gustaba su música, pero para ella Pink Floyd era diferente a todos los rockeros. Necesitaba conocerlos antes de que sus integrantes murieran.

Pero no podía, se encontraba en esa jaula de oro, y todo por una madre egoísta, ¿para qué la quería Mirna cerca? Hasta ahora desde hace seis años, ella demostró no interesarse por su hija, ¿por qué no la deja ir? Está apunto de casarse con Francisco, si es que tenía miedo a quedarse sola, ya no lo tendría, tendría marido, volvería a tener hijos, vieja no es, ¿entonces?.

La simple idea de que volviera a tener hijos su madre, la pusó a pensar si los trataría como la trata a ella «no creo que lo haga, ama a Francisco, y bueno, en todo caso yo tengo la culpa de que la familia se haya acabado». Aunque Liliana sabía que no era así, prefería pensarlo. Un rato más se quedó ahí, en el techo del portíco.

-Liliana, baja de ahí, no nos des un gran susto-era Francisco, como siempre, entrometiendose y preocupandose por ella cuando no se lo había pedido. Hizo oidos sordos, la música hace tiempo había dejado de sonar.

-Liliana, por favor, baja de ahí.

-No. ¡Ya déjenme en paz! No puedo estar sola porque llegas a fregar la existencia. No me voy a mover de aquí-gritó la chica.

Francisco no encontraba la manera de acercarse a ella. Todos los intentos por hacerlo eran fallidos. Le hablaba con la ternura de un padre, lo rechazaba; la trataba bien y le hacia pequeños presentes, lo rechazaba; se preocupaba por ella, lo mandaba al demonio.

Cuando Francisco conoció a Mirna y esta le dijo que tenía una hija, se la imaginaba diferente. Pensaba que era una adolescente dulce y tranquila. Sorpresa que se llevo cuando la vió por primera vez, y la forma en que lo trató, pero eso no le importaba, él ama a Mirna, y sentía que algún día Lilí y él se llevarían bien. Pero esa posibilidad la veía muy lejana.

Nunca más en SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora