24 [Enzo Fernandez]

Polos Opuestos IV

¡ATENCION! +18
Este episodio tiene contenido sexual, leer bajo sus propios méritos.

_______'s PoV:

Lo estaba seduciendo, sabía muy bien lo que estaba provocando en el, aparte, el era muy obvio.
Me agarraba de la mano y me paseaba por los pasillos. No había parado de halagarme desde que nos metimos al agua.
Cuando llegamos a la puerta de su habitación, me agarró con brusquedad de la cintura y me empezó a besar. Era un beso desesperado en busca de contacto. Yo no me negaba a nada, me encantaba la manera en la que me estaba tocando.
Paseó sus manos por mi espalda baja adentrando su lengua en mi boca. Empezamos una batalla de lenguas en la que yo le mordí su labio inferior, había descubierto que era su debilidad y me encantaba hacerlo ya que cada vez que lo hacía, el soltaba suspiros que me daban escalofríos. Pero esta vez, se agachó y agarró mis muslos subiéndolos a su cintura y ahora me estaba cargando.
Pude sentirme en ese rápido y preciso movimiento totalmente mojada y a su disposición. Lo dejaba tomar el control de mi cuerpo.
El me apretó contra la pared mientras desesperadamente buscaba la tarjeta para abrir la puerta de su habitación sin parar de comer mi boca.
Al abrir, con facilidad me cargo con una mano y cerró la puerta con un pie detrás de el.
Camino hacia uno de los cuartos y me dejo en la cama con delicadeza. Cerró la puerta y se dió la vuelta sacándose la camisa. Pude ver su pecho tonificado, sus abdominales bien marcados y sus brazos fuertes llenos de tatuajes y no pude evitar morderme el labio.
El, al verme, como un depredador viendo a su presa, se acercó y se recostó encima mío poniendo sus brazos a cada lado de mi cabeza apoyándose sobre sus manos y después sobre sus codos quedando mas cerca de mi cara.

— Me miras con esa carita que me derrite. —Besó mi cuello, yo hice mi cabeza a un lado dándole espacio.
— Me estás haciendo re mal. —Hablé y agarré su cara para que me mirara, ahora el se mordía el labio y me agarró del cuello para volver a besarme.
El tema es que ahora, se estaba frotando contra mi simulando embestidas, lo que me hizo jadear. Cuando me escuchó, sacó su mano de mi cuello y las llevó a mi muslo, apretándolo con la fuerza de las ganas que tenía.
— ¿Sentís lo mal que me haces a mi? —Me cuestionó ahora mirándome a los ojos y haciendo presión en mi con sus caderas, permitiéndome sentir lo duro que estaba.
Me limité a emitir un gemido, el gruño y subió su mano por el tajo de mi vestido hacia mi culo y apretó. Le mordí el labio reprimiendo un gemido, como respuesta el me dió una nalgada.
— Volves a hacer eso y ya vas a ver. —Me advirtió alejándose un poquito para verme, su mano rozó mi tanga de encaje negro y aflojo su gesto soltando un jadeo.— Mira que mojada que estas, la puta madre. —Lo mire a los ojos y volví a morder su labio desafiándolo.— Listo.
Sacó mi vestido sin ningún tipo de delicadeza, sentí algunas costuras hacer ruido pero a mi tampoco me importaba, estaba muy caliente. El se detuvo a ver mi conjunto negro de encaje y suspiró.
— Hija de puta. —Mordió su labio asintiendo y jugó con los bordes de mi tanga.— Te queda muy lindo, pero te advierto, yo no soy ningún delicado eh. —Dijo y de un tirón la rompió dejándome al descubierto. Estaba por protestar pero el se adelanto y paso su lengua a lo largo de mi femineidad.— Mh, que rica.
Tire la cabeza hacia atrás gimiendo bajito. El empezó a jugar con su lengua torturándome hasta que finalizo encontrando mi clitoris. Agarro mis muslos abriendo paso a su cabeza en medio de mis piernas y mordió la zona con delicadeza, lo que me hizo arquear la espalda.
— Como te gusta. —Dijo presumiéndome orgulloso.
Yo asentí rápidamente y me mordí el labio agarrando su cabeza para hundirlo mas en mi.
Succionó mi clitoris con la fuerza ideal para tenerme gritando todos los gemidos que venia guardado todos estos años de vida.
Deslizó fácilmente sus dedos por mi entrada mojada, al principio era uno y lo movía lento. Pude ver como miraba mis ojos de vez en cuando sobre sus cejas. Deslizó el segundo dedo adentro y despegó su rostro de mis piernas ahora sentado sobre sus piernas.
Con su mano libre palmeó y dejó ardiendo mi muslo derecho. Solté un chillido. Empezó a mover con rapidez sus dedos haciendo que yo me retorciera agarrando las sabanas. Si no paraba iba a acabar.
Me tome un segundo para verlo. Sus labios rojos e hinchados, su mirada llena de deseo, sus músculos tensos. Soltaba jadeos de vez en cuando, creo que le calienta darme placer y eso me pone. Cada vez que el lo hacía, sentía el calor subir derecho a mis ojos dilatando mis pupilas.