Gym Bro V

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— ¿Hace cuánto se te para la pija cuando me ves el orto?

Mi cuerpo de repente se paralizo, el calor iba a hacerme empezar a transpirar y no pude hacer otra cosa que ver sus ojos. Y ahí me volvió todo.

— ¿Estás curiosa vos? —Mordí mi labio y la agarré del cuello acercándola a mí, haciendo que se choquen nuestras frentes.

— No te imaginas. —Suelta antes de pasar su lengua por mi boca y yo inspiro casi jadeando.— ¿Qué paso, ya no sos tan can...?

Intenta picantearme, pero en estas circunstancias, yo no lo iba a permitir. Agarré su cintura y en un movimiento rápido la di vuelta quedando entre sus piernas y ella acostada en el sillón.

— No te me hagas la canchera a mi. —Susurro en su oído y me vuelvo a mi posición para verla mejor.

— ¿O sino qué? —Dice mordiendo su labio.

En cualquier momento iba a dejar de aguantar y le iba a partir la boca de un beso. En cambio, pase mi mano derecha por su muslo para darle un apretón y ella suspira, otra vez.

— Lo querés. —Afirmo sonriendo y ella asiente casi desesperada.— Pedime.

— Que orgulloso que sos. —Niega y se cuelga de mi cuello intentando darme un beso, pero le pongo el cachete.

— ¿Lo querés? —Repito y ella rueda los ojos.— Ya sabés que hacer entonces.

Me mira de reojo, con una mueca algo traviesa ¿Qué esta planeando esta?
De repente siento un apretón en mi entrepierna y me sobresalto con un jadeo.

— Besame, por favor. —Susurra y yo no resisto más.

Presioné su cuello contra el sillón y me acerqué sin delicadeza a su boca y la besé. Sin cuidado, lleno de ganas. Ella enredaba su lengua con la mía y acariciaba mi espalda sin cuidado a veces tironeando mi remera.

¿No la quería? Perfecto, yo tampoco.

Me separé para sacarme la remera y ella me empujó haciendo que me sentara.

Mordí mi labio viéndola y ella se acercó a mi nuevamente, pero esta vez se dirigió a mi cuello. Tiré mi cabeza hacia atrás dándole todo el espacio que necesite. Cuando sentí una mordida en la zona que antes besaba, mis manos no demoraron en apretarle el culo, ella dió un saltito acomodándose mejor en mi entrepierna. Empezó a hacer un vaivén con sus caderas totalmente dirigido por mis manos, intenso y con fuerza, ella estaba muy concentrada pero yo no podía parar de soltar suspiros.

Sentí como se deslizaba de mi entrepierna y abrí los ojos para ver por qué de repente me estaba separando. Sus besos se empezaron a repartir por mi pecho y hacía un camino hacia mis pantalones, pero cuando llega al borde, agarro su pelo tirándolo un poco para hacerla que me viera. Mi otra mano hizo una caricia en su mejilla, ella me miró con esa cara de trola que tenía, hermosa. Me muestra sus dientes en una sonrisa y se que me tengo que calmar un poco para poder hablar.

— ¿Estás segura? Porque despues no se si pueda parar. —Sonreí contagiandome de ella y achicó sus ojitos.

— Estoy segura, Enzo.

Finalizó y empezó a repartir besos sobre el pantalón en la zona de mi bulto, yo tiré mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos soltando un suspiro. La sentí desabrochar mi pantalón sin ningún tipo de problema y la ayude a bajarlo.

— Tenés mucha ropa. —Susurro con el ceño fruncido y me inclino un poco para tratar de sacarle el vestido.

— Shh. —Susurra impidiendo mi acción y me empuja haciendo que me recueste otra vez.

24 [Enzo Fernandez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora