Capítulo 13.

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L'occhio di Dio.

Nicolás.

Tamborileo los dedos en la mesa mientras observo a Alessandra teclear. Ha estado pegada en su computadora por días, tanto que le habían aparecido unas bolsas oscuras bajo sus ojos y su cuerpo desprendía agotamiento por todos lados. Aun así, resistía y todavía se conservaba frente a su portátil.

Mi prima ha tardado más de lo previsto en encontrar la dirección de los códigos, excusándose con que la información tiene un sistema de bloqueo complicado de acceder y que cada que se acerca a la información la sacan del sistema eliminando todo el avance que llevaba. Por ello cada que vuelve acceder debe mejorar y evitar los errores cometidos.

—Mi amor...

—Cállate.

Observo como Mike intentó tocar y hablar con su prometida recibiendo un rechazo. Esto se debe a que cuando Alessandra está concentrada no quiere que nadie la moleste, ni le hable o siquiera respiren cerca de ella.

Los minutos pasan y mi paciencia va en descenso hasta el punto que me levanto en búsqueda de la salida, sin embargo, un pequeño grito proveniente de la boca de mi prima me detiene.

—¡Vi ho resi fottuti figli di puttana!

«¡Lo hice, hijos de puta!»

—Español, amor po...

—¿Qué fue lo que hiciste? —interrumpo a Mike.

Me muevo hasta quedar atrás de ella. Visualizo la portátil que muestra un mapa con un lugar específico señalado y no tengo que preguntar ya que lo que veo es más que claro, por lo que dirijo mi atención a Hans.

—Prepara el Jet—ordeno captando la atención de Mike—, nos vamos a Budapest.

—Si señor.

Alessandra aún sigue frente a su computadora sin creer todo lo que logró.

—Alista las armas para todos los hombres. —comienzo a ordenar lo que voy a requerir.

Hans, Mike y otros de mis hombres comienzan a preparar el Jet y los suministros para el viaje que vamos hacer.

Tomo el brazo de mi prima trayéndola a la realidad, el tiempo se nos está escurriendo de las manos y tengo que apresurarme, ella toma su laptop y nos movemos a su oficina para tomar todo lo que requiere para el viaje. Organizamos en dos simples maletas lo más importante y útil en equipos electrónicos.

—Haz una maleta con la ropa y todo lo que necesites para una semana.

—No creo que tardemos una semana —camina a mi lado con las dos maletas— ya tenemos el punto exacto no creo que tardemos más de un día.

No le doy explicaciones, ya le dije lo que necesitaba saber y no tiene caso darle cada detalle que tengo planeado cuando ella solo va a ser participe del treinta por ciento de todo.

Sigo mi camino hasta llegar a la armería donde ya se encuentra Mike organizando las armas que vamos a llevar, necesitamos equiparnos con lo necesario. Al español le informo lo mismo que a su prometida y ahora triplica las armas que llevamos y aumenta el número de hombres que pensaba en llevar. Cuando me aseguro que mis ordenes son claras y acatadas me voy a mi vehículo para moverme a mi edificio.

—Asegúrate que el avión se encuentre en las condiciones óptimas para realizar los viajes.

Corto la comunicación que tenía con mi guardaespaldas al mismo tiempo que las puertas del ascensor se abren y me permiten ingresar en mi casa. Me apresure a ingresar a las cuatro paredes que conformaban mi habitación donde me dispongo hacer una pequeña maleta con ropa limpia, lo que no me lleva más que un par de minutos, para posteriormente salir del lujoso edificio y montarme en mi vehículo.

Mi pequeña mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora