Capítulo 15.

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Orgoglio e rabbia

Luciana.

Las muñecas me duelen por la fuerza que ejerzo y el tiempo que llevo tratando de liberarlas, pero no me importan ya que debo soltarme. E intentado aflojar el nudo para sacar mis muñecas, pero el idiota ajusto muy bien la sabana haciendo difícil liberarme.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido desde que el maldito de Nicolás se largó y me dejó amarrada a la cama y casi desnuda, he de admitir no fue tan imbécil ya que me coloco el sostén y cubrió mi sexo, no me molesto en preguntarme dónde están mis bragas porque es más que claro, no solo me robo el chip también se llevó mis bragas.

¡Yo lo mató!

Nos amarro, pero no para lo que queríamos. Que tristeza.

Ayer no nos amarró, pero sí hizo otras cosas mucho mejor.

Pero se supone que soy yo la que me encargo de decir ese tipo de cosas.

Los orgasmos me dejaron un poco incoherente, es todo.

Ahora que recuerdo, como de costumbre el imbécil no uso un puto condón y si no es porque tengo el implante anticonceptivo, tuviera otro problema del cual encargarme en estos momentos.

Me tomo un descanso para analizar la situación en la que me encuentro, observo a mi alrededor tratando de despejar mi mente para encontrar la solución al problema, tomo un respiro hasta que me calmo y siento como el enojo va bajando, aunque no cesa porque no olvido lo que hizo y lo estúpida que me vi, pero trato de calmarme y no pensar en eso ya que con la cabeza fría resuelvo mejor las situaciones. Unos minutos más continúo tranquilizándome hasta que decido intentar nuevamente liberar mis muñecas.

Me concentro en el nudo, tratando de encontrar algún punto débil o alguna manera de desatarlo, pero parece que Nicolás realmente sabe lo que hace.

Hace unas horas lo comprobamos con tremendas cogi...

Guarda silencio.

Sigo intentando, moviendo mis muñecas con fuerza, pero solo logró lastimarme aún más.

Siento un poco de frustración, pero no me rindo. Decido intentar una estrategia diferente y tratar de deslizar mis muñecas hacia arriba y hacia abajo para ver si logro aflojar un poco el nudo. Al seguir intentando desatarme trato de tener más cuidado para no lastimarme aún más. Sigo con el movimiento de mis manos para en un intento por soltarme, pero el nudo sigue firme. 

Después de varios minutos de intentarlo, finalmente logro aflojar el nudo lo suficiente como para liberar mis manos.

Respiro profundamente y me siento al borde de la cama para recuperar mis fuerzas. Me siento un poco mareada después de tanto esfuerzo y de la tensión que he vivido, pero estoy libre finalmente.

Me levanto de la cama hasta el lugar donde se encuentra mi equipaje para buscar y colocarme unas bragas nuevas ya que esto de estar desnuda no me fascina por completo.

Solo en ocasiones adecuadas.

Llego a mi maleta y no solo sacó unas bragas también un cambio de ropa ya que debo bañarme para eliminar los rastro de lo que ocurrió hace unas horas, aún tengo parte de su derrame y de mi orgasmo en mis piernas y sé que mis pechos están más que marcados.

Luego de estos años su manía de chuparme las tetas no ha cesado.

Entró al baño para darme una ducha la cual procuro que sea rápida debido a que tengo cosas que hacer, y ahora tiempo es lo que menos tengo. Me baño con agua fría para aclarar mi mente y limpiar todo residuo que se encontrase en mi cuerpo para luego vestirme. Decido colocarme el sostén y las bragas en el baño y salir a la habitación, cuando me encuentro en esta me muevo al espejo para ver las marcas que están en mi cuerpo observando que no sólo mis tetas están llenas de chupetes, sino que cuello y mis muslos también lo están, el maldito dejó más que en claro lo que tuvimos y qué fue él quien lo hizo.

Mi pequeña mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora