Capítulo 17.

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Between shadows and ice.

Luciana.

Los días pasan como si de horas se tratasen, lo que ocurrió la última vez que vi a Nicolás me sigue molestando, pero todo el enojo que siento lo descargo en trabajar sin descanso, necesito encontrar este chip para tener acceso a los archivos de los funcionarios y entes gubernamentales que requiero hace años, requiero información que sin ese chip no voy a poder conseguir.

El enojo hace que trabaje demás y que el descanso sea poco o inexistente ya que no puedo olvidar de un día a otro como me utiliza solo para conseguir lo que quiere.

Por segunda vez.

Cállate que eso es lo que más me molesta. Me harte del jueguito que se trae Nicolás, de que empiece cosas que no va a terminar, sin mencionar su afán de recordarme el vínculo que hay entre nosotros cuando esta más que claro que nuestra unión ya no existe más que en unos papeles.

Ese vínculo no solo es su acta de matrimonio, nosotras amamos a ese hombre. Que lo niegues o trates de ocultarlo no significa que no exista ese sentimiento.

Tú te callas.

Me callas porque sabes que tengo razón.

Respiro hondo ordenando mis ideas.

Mejor di sentimientos.

Dejo mis pensamientos de lado cuando la portátil que tengo a unos metros se ilumina con la llegada de un correo, muevo mis dedos en la bandeja de entrada y al ver el destinatario siento una punzada en la sien.

De: Maximillian.

Para: L.B.

Asunto:

¿Ya tienes los archivos que necesitamos? No puedo seguir esperando, llevamos años en espera y no has dado resultados.

Este es el último mes que tienes, no hagas que me arrepienta de haberte encargado esto.

Cierro la laptop en un arranque de frustración. Cada cosa que pasa solo incrementa la presión que hay sobre mí, llevo años perfeccionando mis movimientos y me es difícil sopesar que todo se derrumba por una persona.

—Luciana.

Una voz varonil ocasiona que eleve la mirada.

—¿Qué? — Estoy cansada, con los sentimientos a flor de piel, frustrada y lo que menos quiero es a alguien cerca. —No estoy de humor para hablar con nadie.

—Qué bueno que te pregunte tu humor.

Dejé a un hijo de puta para venir y meterme con otro. No lo he visto desde hace una semana y regresa no solo en un mal momento también con una actitud nefasta que no estoy dispuesta a soportar.

—Lárgate con tus ínfulas de ser superior a otro lado, pero a mí no me estés molestando que yo no tengo ni paciencia ni tiempo para discutir contigo.

—No son ningunas ínfulas de ser superior. —su espalda cae en la silla tomando una posición más cómoda— Así que relájate.

—No me estés molestando, mejor desaparece otra semana.

—Tengo las coordenadas. —Me muestra un papel de lo que supongo ya son las coordenadas descifradas. — Fui a Estado Unidos por ellas, sé que tienes muchas cosas que hacer aquí y quise acelerar un poco las cosas.

Respiró hondo tratando de tranquilizarme, necesito dejar de actuar con tanta impulsividad.

—Hubieras empezado por eso, Demian.

Mi pequeña mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora