Cuenta regresiva.
Me encierro en mi despacho, desde ayer no he podido dejar la tarjeta y ahora me encuentro leyendo por quinta vez lo que se encuentra escrito en está tratando de entender quiénes son, a la vez traigo el recuerdo de la encapucha; sé que la conozco por la forma en que reacciono mi cuerpo hacia ella solo tengo que recordar de dónde. He de aceptar que el combate de dicho grupo es muy parecido a las triadas o hasta la yakuza más, sin embargo, estos no son parte de ninguno de esos grupos.
Tocan la puerta haciendo que deje de lado la tarjeta para hacer pasar a la persona que tocó la puerta.
—Pastelito...
—Ya conseguiste la información que te pedí. — la interrumpo.
Abro mi laptop para comenzar a trabajar ya que me he distraído demasiado pensando en banalidades que no me van a llevar a nada lo único que ocasiona es entretenerme de lo que en verdad debería tener mi atención.
—Aún no— camina hasta sentarse en una de las sillas que están frente a mí—, pero no vengo a eso.
La observó, con un gesto de confusión no obstante guardó silencio para que ella pueda seguir hablando y me diga el motivo que la trajo hasta aquí.
—El ingeniero nuclear va a estar aquí en unos minutos, también te recuerdo que por la noche tienes la reunión en el casino con el nuevo líder de la Costra Nostra de New York para finiquitar el nuevo cargamento.
No digo nada, ella no es mi secretaria y el hecho que me informe esto es que quiere algo, pero primero quiere que me encuentre tranquilo.
—No le des rodeos y habla de una vez— muevo mi laptop.
Se queda callada con una media sonrisa, eleva su mano escondiendo un mechón de su cabello resaltando el diamante que se encuentra en su índice el cual capta un pequeño segundo de mi atención.
—Pastelito quiero pasar la noche con mi prometido...
Dejó de prestar atención con lo último que dice, esa palabra remueve recuerdos los cuales me obligo a olvidar. Si pude enterrarlos cuatro años no tienen por qué regresar en este momento, no los necesito para otra cosa que no sea reprocharme que mi confianza no la debo depositar en nadie, no puedo seguir confiando en gente que a fin de cuentas me van a apuñalar por la espalda cuando menos lo espere.
—Lárgate.
No quiero seguir escuchando sobre el amor que le tiene a alguien que un principio creía que solo era "Esperma Desperdiciado"; al parecer no lo detestaba tanto como decía.
—Gracias pastelito. —me lanza un beso.
La veo levantarse mientras camina a la salida y cuando creo que va a salir se detiene para ver el reloj que reposa en su muñeca derecha lo que me hace arrugar las cejas ante tal acto.
—Ya está aquí el vietnamita —abre la puerta dejando ver que al otro lado se encuentra un hombre—. Pase adelante.
Mi prima le da paso al ingeniero y a uno de mis hombres que viene únicamente para ayudar a cargar el equipo que trajo el ingeniero y posteriormente irse cerrando la puerta tras salir. El hombre que entró primero tiene una expresión alterada, observando a todos lados mientras abraza un maletín; le señaló una de las sillas para que tome asiento cosa que hace aún alterado.
Parece un puto demente, me preocupa el hecho de que sea el creador de...
—Lo terminé, logré lo que muchos creían imposible.
—Veo que me trae el dispositivo finalizado.
Comentó ante lo que dice, si bien sé que lo que dice es más para él que para mí, contestó buscando respuesta de lo que me interesa.
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Mi pequeña mentira.
DragosteSegundo libro de la 🔥Trilogía Pequeña🔥 Nicolás se consumió por su obsesión, el rey consiguió lo que quería pero le salió más caro de lo que pensó. No todo termina con la obsesión de uno ya que la mentira de Luciana trae secuelas luego de años. Amb...