Neyla, desde el momento de su nacimiento, estuvo destinada a ser una líder, una figura de poder y respeto, siguiendo los pasos de su madre. Fue moldeada desde una edad temprana para liderar con sabiduría y compasión.
Pero a medida que Neyla crecía...
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- Decidí que yo enseñaré a Neteyam - avisé a mis hermanos antes que llegaran los sully - Aonung, tú iras con Kiri.
- ¿Por qué tengo que ir yo con la rara? - no dudé en acércame a para darle un golpe en la cabeza tras ese comentario - ¡auch!
- No seas idiota y guárdate ese tipo de cosas en el fondo de tu cabeza ¿está claro? - el rodó lo ojos ganándose otro golpe - pregunté si estamos claros...
- Estamos claros - murmuró entre dientes finalmente.
- Ahora repite después de mi, no molestaré a ninguno Sully - pronuncié con lentitud con mis manos en sus hombros y luego señalé a Rotxo me miraba asustando - y tú no sigas al juego a mi hermano - el asintió sin relinchar
- Neyla, no somos unos niños - murmuró Aonung viendo como los hermanos Sully se acercaban a nosotros.
- Repítelo - ordené hablando ya entre dientes.
- No molestaré a ningún Sully - repitió molesto mirándome directo a los ojos con los suyos en ese tono tan claro.
- Que niño tan bueno - le jalé el cabello molestándolo aún más, no le permití devolvérmelo pues lo empujé para atrás y dando vuelta para ver hacia nuestros alumnos.
- ¡Hola! - saludó Tuk desde los brazos de su hermano mayor.
¿Por qué me parecía una imagen tan adorable? Ver a Tuk en los brazos de Neteyam, con esa sonrisa traviesa en su rostro, de alguna manera me llenaba de calidez y me hacía sonreír internamente.
Sacudí ligeramente mi cabeza para despejar esos pensamientos y le devolví el saludo con una sonrisa amigable.
- Ahora que ya saben nadar y comunicarse, necesitaran de un ilu - empezó a explicar Tsireya una vez que todos se reunieron.
Aonung se encargó de llamarlo a los ilu, Shea tampoco desaprovechó la oportunidad en aparecer.
- Si quieren vivir aquí, deben montarlos - al menos agradecía que Aonung los hablara con calma.
Me acerqué a Tuk mientras extendía su mano para que la tomara. Me hizo un comentario sobre lo que Neteyam le había dicho sobre ser muy pequeña para tener un ilu, y no pude evitar sonreír ante su puchero.
- ¿por qué no te quedas con Shea mientras ayudo a tu hermano? - ella asintió pasando a mis brazos para que la sentara sobre Shea - Rotxo ¿puedes cuidasr de Tuk por unos minutos? -le pedí a mi amigo.
- Si, señora, a sus órdenes - se acercó a nosotros - hola, pequeña azulcita - saludó a Tuk y tomó a Shea para alejarse un poco.
Había veces en las que Rotxo me caía mejor que mi propio hermano, si bien tenía sus momentos de desliz, en la mayoría del tiempo era un chico dulce, supongo porque pasa más tiempo con Tsireya con el grupo de Aonung. Incluso, en estos días me di cuenta que se volvió cercano a Tuk y Kiri.