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—...y entonces, van girando hasta que quede así...— explicó Kiri a sus hermanos mientras les enseñaba cómo abrir un coco sin la necesidad de romperlo.

Ambos chicos intercambiaron miradas antes de dirigir su curiosidad a su hermana.

— ¿Y cómo aprendiste a hacer esto? — preguntó Lo'ak mientras tomaba un largo trago del agua de coco.

— ¡Neyla nos enseñó! — esa respuesta hizo que el hermano mayor levantara las cejas y prestara aún más atención.

— ¿Cómo llegaron a conocerla? — inquirió, tratando de sonar indiferente, aunque en realidad estaba bastante intrigado. La verdad era que le causaba curiosidad cómo esta chica que lo había observado como si fuera una especie rara, ahora estuviera siendo amable con sus hermanas menores.

Había notado incluso que, apenas llegaron, ella se alejó en cuestión de segundos. No parecía estar muy contenta con su presencia allí.

— Estaba con Tuk en la cabaña, la encontré ahí — explicó Kiri mientras comía su cena.

El hijo mayor de los Sully dirigió su mirada hacia el grupo de adolescentes que se encontraba al otro lado de la fogata, reunidos bajo una palmera mientras charlaban y reían. Sintió una punzada de envidia al verlos disfrutar de esa manera, lo que le recordó a sus amigos que había dejado atrás.

El también echaba de menos a su gente.

Sus ojos se posaron en la hija mayor de Tonowari y un sentimiento familiar removió su interior. Recordó los matices celestes de sus ojos, un tono que parecía reflejar la vastedad del cielo. Eran ojos distintivos, no tan grandes como los de sus hermanos, pero de alguna manera, eso solo les añadía atractivo. Admitió para sí mismo que había estado perdido en esos ojos durante unos fugaces segundos cuando los vio por primera vez. 

La manera en que sus ojos habían capturado su atención instantáneamente, y cómo habían estado llenos de vida y curiosidad, lo habían impactado de una forma inesperada.

La chica dejó de reírse cuando percibió una mirada que parecía buscarla, y por inercia, sus ojos se encontraron con los del recién llegado, el mayor de ellos, Neteyam. Tsireya ya se había tomado el tiempo de hablarle acerca de cada uno de los hermanos Sully.

Se preguntó a sí misma por qué él la estaba observando de esa manera. Sentía como si estuviera siendo minuciosamente examinada, como si él intentara descifrar algo en sus ojos o en su expresión. Aunque no podía estar segura, esa mirada profunda le hizo sentir una extraña mezcla de nerviosismo y emoción.

La próxima TsahìkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora