Neyla, desde el momento de su nacimiento, estuvo destinada a ser una líder, una figura de poder y respeto, siguiendo los pasos de su madre. Fue moldeada desde una edad temprana para liderar con sabiduría y compasión.
Pero a medida que Neyla crecía...
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Habíamos hablado con Kiri, nos había contado todo lo que había pasado antes de desencadenar la pelea. Después de oírla necesité tiempo a solas, dejé a mi hermana y Roxto con ella.
La sensación de hostigamiento por parte de mi hermano me pesaba en el pecho como una piedra. Las palabras de Atheya resonaban en mi mente como un eco persistente.
Las palabras de Kiri resonaban en el aire como un eco, entiendo el porqué los Sully decidieron molerlos a golpes, en sus zapatos, quizás habría yo hecho lo mismo.
— Sabía que estarías aquí — lo escuché decir, sacándome del desastre de pensamientos que rondaban en mi cabeza.
— Pues asumiste bien — dije viendo a Neteyam salir del agua, despidiéndose de Me'ilo, no dudaba que se tomaron con en el camino.
Me desplomé sobre la roca de siempre, el áspero tacto de la superficie chocando con la agitación interna que apenas podía contener. Con un suspiro, oculté mis ojos bajo mi brazo, buscando escapar temporalmente de todo. Quería concentrarme en el ruido del agua de la cascada.
Sentí cómo se sentaba alado mío, sin emitir palabra alguna.
Sentí cómo se sentaba a mi lado, sin emitir palabra alguna.
De igual forma, este silencio no era incómodo; sus silencios nunca fueron incómodos. La brisa del lugar acariciaba mi cuerpo al mismo tiempo en que la roca donde reposábamos estaba tibia por la exposición al sol durante el día.
La sensación de tranquilidad me envolvía, un contraste total con la tensión que experimentaba en casa, donde sentía que todos analizaban cada uno de mis movimientos. Cada acción, cada palabra, estando bajo la constante supervisión de mamá.
Podría quedarme aquí toda la vida.
— Lo siento, por lo que les dijo mi hermano y sus amigos, lo siento mucho — confesé con vergüenza.
— Tu no eres ellos, sé que no piensas como ellos, ni Tsirella, Roxto o muchos otros con quienes compartimos desde que llegamos — dijo mirando al agua en tono neutro — ellos son un grupo especial.
— Especialmente idiota — murmuré, logré escuchar una risa en tono bajo.
— Por Atheya...
Lo interrumpí despegando mi brazo del rostro, mi mirada se perdió en el lienzo celeste, observando cada matiz.
— Kiri ya me lo contó — solté luego de un suspiro — gracias por defenderme de sus palabras.
