Capitulo 5: Una estrella en problemas.

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POV Fausto.

Estar casado... era muy raro.

Mirando a mi esposa Rosa lavando la ropa en el rio cercano, no pude evitar sentirme mal.

En primera ella tenía 15 años y yo 20, en segunda literalmente la había obligado irse de su casa, tercera de ser una princesa sin dificultades ahora tendría que vivir como una nómada.

Esas y más razones tenía para odiarme, pero sobre todo era que cuando llegara el momento ella tendría que elegir entre su mundo o yo.

Y ella ya lo había elegido.

-"Eres mi verdadero amor..."- dijo Rosa viéndome a los ojos tratando de compartir su amor infinito –"Mi hogar es el tuyo y mi mundo es a tu lado"- dijo ella para después besarme apasionadamente.

Negando con la cabeza volví a la realidad y ayudé a mi esposa con la cesta.

-Nya, ¿porque tienen que lavar su ropa Nya?- pregunto Kenia a Rosa quien divertida negó con la cabeza.

-Los humanos no tenemos un lindo pelaje como tu Kenia- dijo Rosa acariciando la cabeza de la felina -Nosotros necesitamos la Ropa para abrigarnos, y como tu tiene que estar limpia para no enfermarnos- explico pacientemente Rosa obteniendo un asentimiento de la gata.

En los 2 días que habíamos estado viajando le había presentado mis gatas a Rosa que contenta las acogió como suyas.

-Los humanos son complicados Nya...- dijo Kenia sacudiendo la cabeza.

Tendiendo la ropa en las ramas de unos árboles seguimos con nuestro.

Usando el dinero de las arcas que habia cinseguido mande a hacer una ballesta junto a cientos de virotes, ya que quería algo con que protegernos, además la ballesta servía para cazar.

-iré por carne- le dije a Rosa.

Ella asintió acercándose a mi lado me tomo del cuello de mi camisa y me planto un candente beso.

-Cuídate...- susurró ella después del beso.

Asintiendo me separe de ella y fui a cazar seguido de Kitty que me ayudaría a rastrear algunas liebres.

-Hay una a 10 metros a nuestra derecha- dijo ella oliendo el aire y usando sus agudos ojos para localizarlo.

Viendo hacia donde era apenas logre ver a una liebre que estaba pastando tranquilamente.

Apuntando mi ballesta calcule hacia donde iría el virote y después de asegurarme que daría en el blanco dispare.

La flecha zumbó en el aire hasta que con un ruido sordo golpeo en su objetivo justo en su cueyo.

Recogiendo el animal muerto, con un cuchillo le quité sus tripas y se las di a Kitty que contenta disfruto de su recompensa.

Así seguimos cazando por una hora, completando el día con 10 conejos y 4 gaviotas.

Satisfecho por nuestra caza decidí volver con mi esposa, pero lo siguiente que dijo Kitty me helo la sangre.

-Hay una pelea cerca- dijo ella afilando sus ojos con sus orejas atentas escuchando el sonido de gritos a la distancia.

Mirando hacia donde podía escuchar el conflicto no supe que hacer.

Podía ir y ver que sucedía, o me podía ir a mi campamento, levantarlo e irme del lugar evitando algo que bien puede ser algo mortal.

-"Yo no crie a cobardes"- y recordando el dicho de mi madre di un largo suspiro y comencé a correr hacia allá.

Siendo seguido muy de cerca por Kitty.

Perdido En Los Cuentos de HadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora