¿Me llevas?

Mi madre no puede

Ve andando

Porfaaaa

Asi voy con Sofi

Solo porque mi hermana quiere, que si no

Ya voooyy

Salí de casa rápidamente, contenta de que hubiese accedido a llevarme. Si no, hubiese tenido que ir andando y hubiese llegado tarde al instituto, ya que mi madre había tenido que ir pronto al hospital ese día para hacer su turno.

Por suerte, los padres de Sofi le dejaban el coche a Ro para ir al instituto todos los días.

—Sube rápido —me gruñó Rodrigo cuando abrí la puerta

—Que sí, que ya voy —puse los ojos en blanco

—¿Alba? ¿Vienes con nosotros? —dijo Sofi contenta

—Sí, creía que Ro te lo había dicho —contesté extrañada

—Bueno, callaos las dos —nos espetó él, y puso música a todo volumen en la radio.

Ro me había dicho que solo me llevaba en coche porque Sofi quería. Pero si ella no lo sabia, entonces...

No me permití pensar en ello. Era una estupidez, él era el hermano mayor de mi amiga y además me odiaba. Y yo también le odiaba a él.

Aunque puede que ya no tanto.

***

Al día siguiente, mientras estaba desayunando Ro me escribió.

Necesitas que te lleve?

Eh

No

¿Se estaba ofreciendo a llevarme otra vez? ¿Por que?

***

Mi madre me llevó al instituto como todos los días, y me encontré con Sofi en nuestra primera clase, que era la de biología.

—Estoy tan cansada —me quejé apoyando la cabeza en la mesa y cerrando los ojos

—No me digas que te has vuelto a quedar hasta tarde leyendo.

—No solo eso. No quedaba cafe en mi casa esta mañana y sabes que necesito mi dosis para sobrevivir.

—A ti en los análisis de sangre te sacan cafeína en vez de sangre, hija.

Tenia demasiado sueño como para responder. Al menos ese día no había educación física, por suerte. No tenia intención de morirme corriendo, hacer el ridículo o romperme otro brazo. Ademas, cuando jugábamos a algún deporte en equipo siempre se ponían a gritarme porque lo hacia todo mal y me ponían aun mas nerviosa.

—Hey Albita, sé que estás medio dormida, ¿pero quieres salir de fiesta esta noche?

—Es martes.

—Es viernes.

—Ah, es verdad.

—Venga venn. Echate una siesta y ya.

—Bueno.

En realidad no me gustaba demasiado ir a discotecas (sobretodo porque nunca ponían no a Harry Styles ni a Taylor Swift) prefería quedarme en casa haciendo otras cosas o salir por el pueblo. Pero como Sofi solía querer hacerlo, la acompañaba.

—Bueno vale. Pero que Ro nos lleve, que no quiero ir andando.

—No, si el también va.

—Ah, claro.

***

La verdad es que ahora tenía más ganas de ir de fiesta. Quería escapar por un rato de todas las responsabilidades, exámenes, deberes, de toda la gente y mis propios pensamientos... de todo

Hoy no había sido un día muy bueno. Estaba cansada y además un profesor me había echado una bronca innecesariamente larga por hacer un ejercicio mal en la pizarra que el consideraba "muy fácil y básico para entender la asignatura"

Seguramente estaría amargado por algo, su mujer le habría dejado o algo así, pero aun así no tenia derecho a hacerme eso. Odiaba que me gritasen, y mucho menos delante de toda la clase porque me daban ganas de llorar y no había nada peor que llorar en clase. Pero aun así no podia evitarlo. Me dolía mucho la garganta y se me llenaban los ojos de lagrimas y ni siquiera sabia que contestar o que hacer.

Y luego llevaba esa sensación todo el día, la de tristeza que no había podido sacar fuera y no me gustaba. No me parecía bien que nos diese tanto miedo llorar. Llorar era algo normal, sin embargo parecía que no podía hacerse, o al menos no en publico.

Mi único consuelo en esos momentos era imaginarme que ese profesor que era gordo feo y calvo, en treinta años estaría a punto de morirse casi, y que yo seguiría siendo guapísima, independiente y millonaria.

Por eso hoy no había sido un día muy bueno, pero al menos podría olvidarme de todo por unas horas.

Estábamos en mi habitación arreglándonos. Sofi se había puesto un vestido blanco ajustado que le quedaba demasiado bien. Yo me puse unos vaqueros negros y una camiseta del mismo color un poco transparente.

Arreglarse con ella era casi mas divertido que salir de fiesta, la verdad. Cuando estuvimos listas bajamos abajo, donde Ro nos esperaba con el coche.

—Por fin —nos gruñó cuando entramos

—Ag, cállate —dijo su hermana poniendo los ojos en blanco

Me reí y el me dirigió una mirada asesina. Puso la radio a todo volumen, como siempre hacía y empezó a conducir a toda velocidad, como siempre hacia también. Que molesto era.

Al fin llegamos a la discoteca, después de un viaje gritándome con Sofi para poder oírnos por encima de la musica. Entramos y Ro se perdió entre la gente sin siquiera despedirse de nosotras.

—¡Chicas! ¡Habéis venido! —Dara, una chica de clase se acercó a nosotras feliz— ¿queréis beber algo?

—No —respondí. Ella me miro mal y Sofi como si fuera un poco aburrida.

Parecía que si no bebías no eras un adolescente. Aun así Dara nos arrastró hasta la barra de bebidas. Nos pegamos el resto de la noche bailando con algunas chicas de clase.

Un rato después me cansé y me aparté un poco del grupo. Me estaba muriendo de calor y necesitaba beber algo. Pedi una coca cola y mientras me la tomaba, vi a Ro entre la gente.

No parecía él, bailando con sus amigos mientras bebía, feliz. Sonriendo, no con su habitual ceño fruncido de siempre. Estaba... nunca lo había visto así.

Aparté la mirada rápidamente, no me fuera a pillar mirándole. Intenté dejar de pensar en él y volví con Sofi y las demás.

Pero su imagen bailando sonriente bajo las luces de colores no se me quitaba de la cabeza.

Alba y RoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora