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Eran las tres de la mañana cuando empezaron a llegarme los mensajes. Era sábado, pero aún asi Sofi no se acostaba tan tarde, asi que no sabía quien podía ser quien me escribía.

Empecé a buscar el movil por la mesilla de noche, con la cabeza entrerrada en la almoada. Entrecerré los ojos al encenderlo por la luz. De verdad, a quien se le ocurría escribirme a estas horas.

Pero cuando lo ví, todo el aire escapó de mis pulmones.

No te soporto

Quiero verte

Me encantas

Aunque nunca tew lo diga

Ro?

No me jodas que estás pedo

Me encantas

Alba y RoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora