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—¿Quedamos hoy?

No respondí mientras seguíamos andando y Sofi corrió para adelantarme y cortarme el paso.

—¿Hola? Tierra llamando a Alba. ¿Quedamos o no?

—Es que estoy liada. —respondí

—¿Un viernes por la tarde? ¿Es que tienes más amigos o que?

Ahi me había pillado.

—Es que tengo que ayudar a mi madre a...

—¿La misma que hoy trabaja hasta tarde?

Ag, por qué tenía que conocerme tan bien.

—¿Vas a verte con tu novio secreto? ¿O novia? ¡Es eso, ¿verdad?! Alba, lo siento si te he hecho sentir que no podías contármelo. Yo te apoyaré siempre...

—¡Que no tengo una novia secreta!

—¿Entonces? No se me ocurren mas cosas. ¡A menos que no quieras quedar conmigo sin motivo!

—¡Voy a salir con tu hermano! ¿Vale? —confesé— Buf, pero déjalo ya, por favor.

—Ya, claro.

Empezó a reírse, pero al ver que yo no me reía ,paró.

—Espera, ¿es enserio?

—No es tan idiota, después de todo —me encogí de hombros.

Volvió a reírse otra vez.

—¿Es broma, no?

—No. Déjalo ya, ¿vale? —dije enfurruñada

***

Estoy en diez min

QUE

Espero que ya estés lista

Obviamente no

Le he dicho a tu hermana que voy a quedar contigo y se ha reido de mi

No me sorprende

Es que imagínate, nosotros saliendo.

Buf, quien lo iba a pensar

No he dicho que estemos saliendo🤨

No, lo he dicho yo

***

—¿Sabes que te llamas como barbie en esa película? —comenté

Él levantó la vista de su helado y me miró con el ceño fruncido.

—¿En que película? —preguntó

—Ya sabes. En la de barbie en la princesa de los animales. También se llamaba Ro.

—Salvo porque yo no me llamo Ro.

—Claro. —sonreí

Él siguió con el ceño fruncido. Se había pedido un helado de chocolate, y yo uno de vainilla con chispas de colores. Estábamos en mi heladería favorita (y única) del pueblo.

—Quien lo iba a pensar. A Ro le gusta el chocolate.

—¿Por que te parece raro? —enarcó una ceja

—Porque estás amargado, y el chocolate es dulce.

—Es chocolate negro, lista.

—Pesado.

—Perdedora.

—Vaya encanto. ¿Le dices eso a todas las chicas?

—Solo a ti.

Sonrió un poco. Me encantaba cuando sonreía. Estaba intentando sacarlo de casa últimamente, porque fuera era donde más lo hacía.

—¿Te has empezado el libro que te regalé? —preguntó

—Sí, y me está encantando. Te voy a obligar a leértelo.

—Bueno —dijo, resignándose a su destino

—Pero ahora me toca a mi.

—¿El que? —preguntó extrañado

—Prepárate una cita sorpresa. Tu me hiciste una el otro día con la librería, así que solo es lógico pensar que ahora yo...

—¿Has dicho cita? —me interrumpió. Una sonrisa bailaba en sus labios

—¿Que? —sentí como me ponía roja— Yo, bueno, em, quería decir...

—Ya —dijo sin parar de sonreír

—Ro, quita esa estúpida sonrisa de tu estúpida cara ahora mismo.

—Creía que te gustaba mi sonrisa.

—Y yo creía que valorabas tu vida.

Pero no dejó de sonreír, y acabó haciendo que lo hiciera yo también.

Alba y RoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora