CAPITULO 4. PROTECCIÓN

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ELA

La primera vez que abro los ojos Crash acaricia mi cabeza y yo gimo algo asustada. Puedo sentir que ahora mismo estoy recostada en una cama.

Trato de decir algo, pero mi boca se siente muy seca, mis ojos pesan demasiado y vuelvo a caer en la oscuridad.

***

Escucho un ruido de fondo, agua cayendo.

Abro los ojos algo asustada, me levanto de golpe que incluso eso me provoca una sensación de mareo. Cuando reviso el lugar y trato de levantarme una fuerte presión sujeta mi muñeca.

– ¡Auch! – menciono mientras vuelvo a mi posición inicial. Tardo unos segundos en darme cuenta que estamos en una de las propiedad que Crash y yo compramos hace unos meses. Una pequeña cabaña a las afueras del pueblo.

Pero todo lucía decorado. Seguramente Crash había alistado el lugar en estas semanas. Nunca he pensado en pelear por nada, Lo que él y yo tenemos es de los dos, y sé perfectamente que cuando todo esto pase. Crash y yo nos sentaremos y dialogaremos sobre todo esto.

El motero sale del baño con una pequeña toalla que cubre su hermoso cuerpo. Sus ojos conectan con los míos.

– Ela, ¿Cómo te encuentras? – él camina hacía mi y examina cada parte de mi cuerpo.

El silencio reina.

>>Has estado divagando por horas. ¿Quieres agua?

– Necesito que me quites estas esposas, Crash. Hazlo y quizá decida perdonarte.

Él no dice nada y me acerca un vaso de agua que estaba recargado en la mesilla. Yo lo agarro porque mi garganta se sentía muy seca.

– ¿Mejor? – pregunta.

– Sí – Trato de zafarme de las esposas y hago una mueca de dolor cuando estás presionan mi muñeca, la cual tenía un pequeño hilo rojo.

– Te mueves mucho y eso te ha hecho daño. Voy a cambiar de lado mientras te curo la mano. – Cuando Crash intenta agarrarme yo golpeo su pecho.

– ¡No tienes ningún derecho!

– ¡Tengo todo el puto derecho, Ela! – su tono de voz sube y ahora está muy cerca de mí – . ¡Tengo todo el derecho y lo haré! Ódiame todo lo que quieras, Ela, pero soy incapaz de perderte.

– Ya me has perdido. Perdiste hace mucho, cuando el amor por el club te cegó.

– Digas lo que digas, Ela. Mi decisión está tomada. Ódiame para siempre, pero juré protegerte y eso haré.

Lo miro con un sentimiento indescriptible en mí, pero conocía a Crash y sabía perfectamente que el no iba a cambiar su idea. Crash era obstinado y tenía una determinación que admiraba, pero también me conocía y esta era una lucha en la que sabía que ganaría.

– Estos destemplada – gimo, y era verdad. Mi cuerpo me pedía calor – . Necesito entrar en calor.

– Te llevaré a la ducha.– El desata una de las esposas que tenía enganchadas en una de las rendijas de la cama y me levanta como si fuera una niña a la ducha. Sus grandes manos me desvisten hasta finalmente quedar desnuda ante él. Cuando estamos ahí, quita la otra esposa y observa mi muñeca.

Se quita la toalla y queda desnudo ante mí. No podía negarlo cuanto me ponía esa escena. Crash era salvaje y apasionado, cuando los dos descubrimos el sexo, al principio fue algo que tuvimos que instruirnos, pero llevábamos toda una vida juntos y sabíamos exactamente como complacer al otro.

REBELATE - Saga Rebeldes #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora