CAPÍTULO 3. INICIO

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ELA

Tenía todas las piezas que según lo que me indicaban, mi hermana había sido atacada a traición. Su muerte quizá no era una casualidad y ellos lo habían planeado.

Revisaba una y otra vez las pruebas que tenía en mis manos, el club se hacía con integrantes. Dos prospectos eran de gran ayuda, Geen alias Hakon sabía mucho más de informática que el FBI, no por nada era hijo de un ex militar retirado, y Kalevi, otro de los prospectos, estaba al cuidado de todo el club. Eran personas valiosas y mi padre no supo su valor. Ahora están junto a mí y con su ayuda podré resolver todo esto.

Agarro mis binoculares y observo a los hombres desde lejos.

Podía ver a Ragnar, líder de Rendición MC hablando uno de sus hijos. Lo poco que sabía de ellos era que después del asesinato de Tobias su seguridad aumentó y ahora ellos estaban al mando de algo grande. Ragnar estaba entre los cincuenta, pero su cuerpo lleno de tatuajes lo hacía lucir más joven y su hijo era su vivo retrato, solo que tenía un cabello rubio platino y unos ojos celestes que daban miedo.

No sabía que iba a suceder, pero eran moteros y estaba segura que nos iban a atacar en algún momento. Quizá por ahora mi padre era su principal objetivo, pero no sabía cómo iban a reaccionar. Cada club tenía sus reglas y su manera de vengarse ahora mismo era desconocida. Aunque se había esparcido el rumor de mi rebelión ante el club, yo también era un blanco fácil para Redención MC.

Dejo los binoculares y guardo todo en la gaveta del coche.

Despacio enciendo mi coche y me alejo del lugar. Era algo confuso como trabajan, lo poco que había averiguado no me servía de mucho. Mi padre también lo complicaba. Todo el pueblo se sentía inseguro ahora mismo, quizá todos presentían que la guerra estaba iniciando, y ahora mismo cada bando estaba preparando sus armas.

Aparco en el viejo parque del pueblo y camino mientras enciendo mi cigarro.

– Esto es una mierda... – doy pequeñas bocanadas y miro al cielo – . Esi, de verdad que toda esta mierda me está matando.

Quizá llevaba algunos días sin dormir, pero nadie nunca me preparó para esto. Perder a alguien no se supone deba doler tanto, pero lo hacía, y eso te consumía. El dolor no paraba y la sed de venganza tampoco.

Tiro la colilla de cigarro y cuando me propongo a continuar con otro, algo choca contra mí.

Un fuerte cuerpo, uno que conocía.

– ¿Crash? – sus ojos oscuros me observan, sus manos quitan lentamente la capucha de su sudadera.

– No debes estar solo a estas horas, Ela. No con la mierda que viene ahora mismo.

– Sé cuidarme sola.

– Lo sé – menciona en un tono muy oscuro – . Sé que lo puedes hacer, pero también sé que eres el objetivo de muchas personas. No tienes seguridad, Ela.

– Estoy dispuesta a dar mi vida por esto, Crash. Que no se te olvide ese detalle.

Él me mira furioso.

– Lo sé, Ela. Sé toda la mierda que eres capaz de hacer por esto. No pararás, no lo has hecho y tampoco te importo lo nuestro.

Sus palabras dolían y sé que el sufría en silencio, porque amaba a este hombre con locura y Crash era mi mundo, y sabía que yo era todo para él.

Lo miro y encendiendo otro de mis cigarrillos, hablo.

– Lo nuestro no puede ser posible mientras el club y mi padre estén ahí. No puede existir los nuestro cuando mi hermana murió y nadie hizo nada.

– Ela, las decisiones del club las toma tu padre.

– Y no son las correctas, Crash. Abre los ojos de una puta vez, mi padre no es el líder que el club merece.

– ¡Es mi jodido presidente!

– Tú presidente es una mierda – grito y mi mano señala su pecho – . No le debes nada a esa mierda, no le debes nada al club ¡Mi padre no merece tu lealtad!

– Él me dio un hogar cuando más lo necesité, Ela. ¡La lealtad está con mi club! – él me mira molesto, sus ojos lucen más oscuros.

– No discutiré esto Crash. Tú ya no eres parte de mi vida.

Dolor.

Mi pecho quema.

Crash solo me observaba, no decía nada. Sus fosas nasales se abrían a medida que su respiración crecía.

>>No eres parte de mi vida, Crash. Es mejor que lo entiendas ahora y es mejor no volver a vernos.

– Yo también quise a Esi, Ela. Su muerte me duele, pero hemos tomado venganza por su muerte y ese asunto quedó saldado.

– Matar por matar no justifica nada. Quiero la cabeza de la persona que lo hizo. –Estaba molesta, parecía ser que el club no entendía esto y eso me frustraba. Sentía que todos creían que estaba loca por pensar en esta venganza.

– Ela, Ragnar ha iniciado esta guerra. Y yo jodidamente no dejaré que nada te pase. Incluso si eso me lleve a que me odies – Él ya había cambiado su tono, y era algo curioso, porque sabía que algo estaba pensando, pero no podía descifrar lo que querría hacer.

– ¿Qué quieres decir con eso? – cuestiono algo molesta. Tiro mi colilla y me dispongo a seguir, pero su cuerpo se pone firme.

– Lo siento, Ela. Debo llevarte conmigo. Tú eres mi todo, y te protegeré incluso de ti misma.

– ¿Crash? – cuestiono mientras él camina hacia mí. Estoy por retroceder cuando siento un ardor en el cuello. Alguien me había inyectado algo. Los brazos de Crash me sujetan, todo daba vueltas.

>>No lo hagas – menciono en un susurro.

Te amo Ela, es lo último que escucho mientras siento como sus brazos me levantan.

– – – –

Hola, he vuelto muy rápido.

¿Todavía no hay nadie que ame a Crash? Porque yo lo hago, me encanta ese hombre.

Un beso, espero sigan aquí.

REBELATE - Saga Rebeldes #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora