9.

979 88 68
                                    

RED


Después de practicar unos minutos más y ver qué no soy tan mala para el tiro con cuchillos me aburro y voy a un saco de boxeo para empezar a golpearlo mientras Cuatro sigue sacando cuchillos para cuando vengan los chicos a entrenar.

Mis nudillos arden con cada golpe, pero lo ignoro constantemente, si pongo atención en ellos me duele cada vez más. Se escucha algo agitada mi respiración con cada golpe o movimiento brusco que doy, dando un poco más de ruido a la sala, pero unos minutos después el ritmo pesado de unos pasos me distraen, volteo levemente encontrándome con la mirada hastiada de Eric.

Me escondo levemente en el saco y ruedo los ojos.

A veces es divertido ver cómo discuten la pared de hielo y el líder sádico que tenemos, pero después de rato es fastidioso. Pongo mis manos en jarras y respiró hondo tratando de relajarme.

-Iniciada.

Volteo levemente para verlo, su mirada petulante siempre me pone de nervios y agradezco que ha mantenido una distancia algo normal, le pongo atención, pero no puedo evitar buscar con la mirada a Cuatro que repentinamente lo he perdido de vista.

-No sabía que entrenabas a estas horas. -Continúa y muerdo mi labio tratando de retenerme a mi misma para no abrazarme con mis brazos.

Asiento nerviosa. -Hace poco que lo hago.

Esta vez él asiente y me analiza lentamente.

Me observa en silencio y la incomodidad en mí no se puede ver más obvia, desde el juego de la bandera me ha estado viendo de una forma extraña y cada que lo hace me pone los pelos de punta. Me muevo nerviosa al saco tratando de terminar con aquel momento extraño.

Pero aún siento su mirada fuerte encima de mí, sin ninguna atención de dejarme de lado. Trago duro y aún puedo mirarlo por el rabillo de mi ojo, pero trato de ignorar eso y pensar que estoy sola, tal vez si lo sigo ignorando se vaya. Golpeó él sacó volviendo a ese sonido seco que retumba en la enorme habitación.

No paro y sigo golpeando.

Estoy segura de que lo estoy haciendo mal, por qué ahora mis nudillos duelen horriblemente, pero mis nervios no me dejan en paz y siento miedo de que Eric me corrija o me ponga a hacer lo primero que su mente sádica piense. No sé cuándo pasa, pero él se pone detrás de mí y desliza sus brazos por los míos sin ninguna distancia de por medio.

Y no necesito dar un paso hacia atrás para sentir su cuerpo pegado a mi espalda, jadeo asustada, pero él pone su boca en mi oído y su respiración choca con mi piel dejándome quieta.

-Lo estás haciendo mal, cordial. -Murmura lentamente.

No digo nada y solo puedo ver cómo mi pecho sube y baja rápidamente de los nervios. Eric abraza mi puño con su mano rozando con mis heridas abiertas, muerdo mis labios para evitar soltar un berrido de dolor y este continúa moviendo mi brazo completo con el de él.

Su mano es tan grande que logra cubrir por completo mi puño, rápidamente mis ojos viajan a mi cintura al ver cómo con su otra mano abraza mi cintura expuesta deslizando por completo sus dedos en mi abdomen, no sé qué trata de hacer, pero solo ruego para que Cuatro llegue ya y evita que Eric sea... Eric.

-A veces, es divertido golpear a matar, pero... -Alega y mueve nuestros brazos haciendo como si golpeara el saco frente nuestro. -Terminamos más heridos, por eso les enseñamos, cordial

-Esta vez golpea el saco lentamente con la forma correcta de hacerlo, su mano en mi cintura aún toca mi piel desnuda y no puedo evitar sentir como su pulgar juega sobre mi piel acariciando lentamente. -les enseñamos para ser soldados que sepan lo que hacen. ¿Entendido?

𝗥𝗘𝗗. | 𝗗𝗶𝘃𝗲𝗿𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora