CAPITULO 26

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―"Evitarme no hará que escapes de nuestra charla pendiente".

Genial. Ahora sabía que Jeno se había despertado y que se había dado cuenta de que no estaba en casa. Y, sobre todo, que aún seguía determinado a tener esa charla. Bueno, al menos tenía unas cuantas horas antes de verlo.

Tenía que pensar, así que fui al único lugar donde podía hacerlo.

―No te esperaba esta tarde. ―la doctora Choi caminó a mi lado, sujetando un historial médico en su brazo.

―Sí, cambié mi turno.

―Tienes mala cara, ¿has dormido mal?

Y ahí empecé a soltar toda la historia del incendio, de Jeno, de mis dudas y luego llegó la historia de Mark y Haechan... y sin darme cuenta había vaciado mi alma sobre otra persona. Cuando terminé, Lia se quedó pensativa unos segundos, como analizando toda aquella información.

―¡Wow!, y yo creía que yo tenía un problema gordo. Lo tuyo me supera por... ¡uf!, no sé con qué compararlo.

―A veces ni yo mismo sé cómo sigo cuerdo.

―Eres más fuerte de lo que crees y estoy segura que no te dejas asustar con facilidad. Eres de las que pelea hasta el final del partido, no te rindes.

―¿Tú crees?

―No lo creo, lo sé.

―Cuando tú lo dices hasta puedo llegar a creérmelo.

―Me das más mérito del que tengo. Ah, y hablando de lo súper fantástica que soy, ¿quieres que te lleve luego a casa?, terminamos el turno a la misma hora y creo recordar algo de que habías venido en bus.

―¿Lo harás?

―Claro, sin ningún problema.

―Pero es domingo por la noche, no tienes un...

―¿Novio ibas a decir?

―Bueno, o algo así.

―Ya digas novio, chico, amante, amigo, acompañante, colega, compañero, plan y un largo etc. la respuesta es no. No tengo nada de eso esperándome y ese es mi problema.

―Pero tú eres...

―Sí, lo sé. Guapa, inteligente y todo lo que puedas decirle a alguien para no hacerle daño cuando le dejas.

―Lo siento.

―No es tu culpa. Y tampoco la mía, aunque a mi madre no le entre en la cabeza comprenderlo. Pero hace tiempo que asumí que mi trabajo es mi mayor prioridad.

―Eres buena en tu trabajo. Eso no es malo.

―Pues claro que no. Pero no nos centremos en mí. ¿Me dejarás llevarte a casa?

―Claro.

―Bien.

―¿Por qué quieres hacerlo?

―Porque has hecho que mi vida no sea tan mala, porque necesito acabar el día con una buena acción, porque me gustaría que fuésemos amigos. No sé, escoge lo que más te apetezca.

―Tienes un sentido del humor muy raro.

―Lo sé. Es un sentido del humor muy negro. El repelente natural para los hombres.

―Eres imposible. Pero me caes bien.

―Sssshhhh, no lo digas muy alto. Alguien puede estar escuchando.

Dejé a Lia con una sonrisa en la cara y la tranquilidad de que no se me haría tarde cuando regresara a casa. Sí, el día parecía que se estaba arreglando.

La doctora Choi me esperaba junto al ascensor cuando nuestro turno terminó.

―¿Listo para ir a casa?

Pensar en Jeno hizo que mi estómago se apretara. No, no estaba listo, pero lo afrontaría, aunque... vi las pastillas que estaba tomando, con un poco de suerte, lo tendría medio dormido o rendido del todo para cuando llegara.

Bueno, eso pensaba hasta que las puertas del ascensor se abrieron y, parado contra la pared del fondo, encontré al sujeto de mis pensamientos.


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დ 𝐋𝐞𝐧𝐝 𝐦𝐞 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐛𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 დ | ᴺᴼᴹᴵᴺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora