CAPITULO 31

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¿Cena?, ¿quién podía pensar en ponerse a hacer la cena? Todavía no podía respirar con normalidad y mi maldito estómago tenía que ponerse a pedir comida. Sí, nos saltamos la comida, sí, era de noche, pero ni de broma iba a poder moverme tan siquiera para salir de la cama. El lugar al que más lejos había llegado era el baño. El único momento en el que estuve allí, y solo, fue mientras orinaba. La ducha, o mejor dicho la laaaaaarga ducha, fue... todavía no tengo suficientes palabras para explicarlo. Cuatro horas, cuatro increíbles horas. Ibuprofeno, ¡ja!, a este hombre le han dado un cóctel con multivitaminas, ginseng y viagra, todo bien batidito. Ríete de la resistencia de los corredores de maratón, los bomberos eran los reyes, por lo menos este de mi lado.

Había imaginado ese hombre desnudo docenas de veces, pero girar la cabeza y verlo ahí, con mejor aspecto del que esperaba, y a tan solo unos centímetros de mis dedos... ¡Dios existe!, pasar por la traición de Mark me ha traído este regalo de hombre. Tengo que encontrar sus fallos lo antes posible, porque si no corro el riesgo de enamorarme completo, total e irremediablemente de él.

No sé si esta tarde es alguna forma de compensación por el tiempo que ha estado reteniendo sus "ganas de mí" (palabras textuales), porque no puedo creer que esto sea habitual. Un hombre con este apetito sexual no es sano y no existe, y es imposible que lleve una vida normal.

―No puedo más.

¿Eso había salido de mi boca?, creo que sí, porque obtuve una risita como respuesta desde el cuerpo inerte de mi izquierda.

―Yo estoy igual, pero no me arrepiento, ¿y tú?

―Uf, casi no puedo hablar, ¿y me pides que piense?

Noté el colchón moverse y sentí el cuerpo de Jeno pegarse al mío. Su brazo se enrolló en mi cintura y me acercó todo lo posible a él.

―No quiero que pienses, solo dime que estás en el cielo, igual que yo, y todo habrá valido la pena.

Me aventuré a acariciar su mejilla con los dedos.

―En este momento solo sé que has dado la vuelta a mi mundo. No estoy seguro de si me has estropeado o me has enriquecido, pero sí tengo algo claro: que eres el punto de inflexión entre el antes y el después.

―No quiero un después, Jaemin. Quiero un ahora, quiero un nosotros, no quiero pensar en dos caminos separados. No después de lo que me ha costado llegar aquí.

―¿Sabes?, tienes un don con las palabras.

―¿Tú crees?

―Haces que desee lo mismo que tú, así que, sí, lo creo.

Jeno se mordió el labio y miró hacia abajo por unos momentos. ¿Ocultaba algo? Podría ser, pero no quería estropear ese momento preguntando.

Pov Jeno

Si no llego a morderme la boca lo habría soltado, ahí, a bocajarro, "cásate conmigo", pero no podía hacerlo, porque no quería que saliera corriendo asustado. Ya había corrido desmesuradamente y con lo que tenía era suficiente, de momento. El aún no había salido huyendo, pero no siempre tendría suerte; si forzaba demasiado, aquella cuerda se rompería por algún sitio, pero no por ello iba dejar de tirar de él.

Yo estaba seguro, tal vez excesivamente seguro, de que él era el elegido. Había pasado mucho tiempo pensando que algo así no existía, hasta que el castaño hizo que fuera real.

Sentí el aire enfriarse a nuestro alrededor, así que nos cubrí con la sábana.

―Duerme un poco.

El se acomodó bajo mi hombro y sentí que todo estaba como debía ser.

El paraíso era eso: paz y felicidad pura.


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დ 𝐋𝐞𝐧𝐝 𝐦𝐞 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐛𝐨𝐲𝐟𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝 დ | ᴺᴼᴹᴵᴺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora