8-Día de convivencia

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A la mañana siguiente de estar ahí, el español se despertó algo desubicado, tuvo que esperar unos momentos sentado procesando que ya no estaba ni en su casa, ni en la cárcel, no, si no en una casa, en un claro del bosque con aquella persona que era también un poco culpable de que le metieran en prisión, pero bueno, ahora estaban en paz. El español se levantó con cuidado y se puso unas zapatillas de andar por casa. Abrió el armario y se miró al espejo, el acandieze le había tenido que dejar una pijama suyo ya que no sabía que talla tenía. Beuno, en verdad si lo sabía pero no quería parecer siniestro el primer día. Solo llevaba una camisa que le quedaba larga y ancha, los pantalones no porque se le bajaban y no había manera de ponérselos. Se asomó a el pasillo, el cual recorrió hasta el final donde se acercó a una ventana, al mirara través de ella puso ver las gotas de lluvia caer intensamente hacia el suelo, además de que se escuchaban golpear contra el tejado, asique el español se quedó por un momento mirando aquello y escuchándolo en silencio, le encantaba que lloviera, era muy bonito y le relajaba el sonido de la lluvia, le gustaba también porque luego el campo tenía un verde tan vivo que deseaba que nunca se fuera, pero por desgracia en su territorio no duraban mucho esas lluvias y el verano era arrasador. Dió un suspiro cansado, empañando un poco la ventana, abrió los ojos, que los tenía cerrados para concentrarse en el sonido. Se alejó de aquella ventana y vio al canadiense que salía del baño fon una toalla liada en su cintura, salió algo de bao de aquel cuarto de baño, fuena reaccion instantánea, el español se dio la vuelta avergonzado tras haberse quedado por unos segundos recorriendo el torso del canadiense con sus ojos, estaba en buena forma. Al igual el otro se fijó por unos momentos en las piernas del español que era lo que se veía, solo sonrió levemente y no le importó.

Can: Buenos días España, ¿Dormiste bien?- lo dijo con una leve sonrisa y en un tono tranquilo.

El español seguía mirando a la ventana, rió levemente y se acomodó un poco su cabello.

Esp: eeh, si, muy bien- lo dijo riendo levemente algo nervioso.

Can: Está bien, iré a vestirme y luego a trabajar, lo digo porque tienes libre el baño.- lo dijo este andando hasta su habitación, aún asomando un poco por el pasillo esperando la respuesta del español

Esp: eh? Ah, , claro vale- este lo dijo dándose la vuelta para comprobar que el otro se fue.

El norteamericano estaba vistiéndose y preparándose para salir, pues aún le tenía que hacer aquel trabajo a su padre, el problema es es que no se había percatado de la lluvia ya que el agua que oía creía que era de la ducha, y antes no estaba lloviendo cuando el se levantó. Recién oyó ese ruido y se asomó al pasillo a ver. Estaba lloviendo bastante, hoy no saldría. Se puso algo cómodo para estar en casa y luego se bajó a La Plata baja. Pasó un rato y el español también bajó tras haberse dado una ducha. El canadiense estaba preparando el desayuno y el español al oler el rico aroma de pankackes recién hechos fue hacia la cocina. El bicolor se giró por un momento para darle una amable sonrisa.

Can:¡Hola de nuevo España!- exclamó el canadiense con alegría para después volverse a girar para poner atención a lo que cocinaba.

Esp: Oh, que bien huele.. ¿que cocinas?- este lo dijo curioso acercándose para asomarse a ver lo wue hacia el otro.

Can: oh, estoy haciendo unos pankackes, ¿quieres uno o quieres otra cosa?- lo dijo este terminando de sacar aquello de la sartén y dejándolo en el plato- tengo suficiente para hacerte a ti también.

Esp: mm... bueno, vale, está bien, iré a poner la mesa mientras tanto- lo dijo el español en un tono tranquilo, llendo a agarrar el mantel y luego dirigiéndose a la mesa a ponerlo

En el claro del bosque ||countryhumans|| Canadá x EspañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora