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Krist abrió los ojos y me miró, mientras yo lo follaba lentamente con un dedo, luego con el segundo y finalmente un tercero. Nuestros ojos puestos uno en el otro todo el tiempo. Fue bastante intenso e íntimo. Tenía una idea bastante clara de donde estaba la próstata, así que la estaba alcanzando, masajeándola y presionando rítmicamente.

Pude ver sus pupilas dilatadas mientras me observaba, respirando rápidamente.

-Eres tan hermoso... - susurré y él se sonrojó aún más.

De repente sentí como el estaba empujando algo en mi otra mano. Era el lubricante.

-Te quiero en mí... - dijo en voz baja.

Sin romper nuestra intensa conexión visual, lo lubriqué a él y a mi pene también, mis dedos ahora se deslizaban suavemente.

Él asintió, y yo asentí en silencio.

Puse mis manos debajo de sus nalgas y alineé mi eje con la entrada mojada. Empecé a entrar en él lentamente, sintiendo como si la cabeza de mi miembro rompiera su anillo muscular. Incluso haciendo eso, no rompimos el contacto visual. De alguna manera se sumó a la intimidad de este acto, lo hizo más importante, más significativo.

Lentamente me hundí en su canal. Sus manos bajaron desde atrás de mi cabeza, agarrando mis brazos para acercarme a él. Toqué fondo en su estrechez y nuestros labios se encontraron al mismo tiempo. Nos besamos lenta y sensualmente, puse mi mano en su nuca y me quedé un rato en él, disfrutando de la cercanía.

-Krist... -susurré. Exhaló y luego retrocedí un poco e hice mi primer empujón en él.

Ahora estábamos cara a cara, y muy lentamente comencé a moverme dentro de su cuerpo.

-Krist... -susurré de nuevo, mis labios rozando su rostro, con cada embestida.

Levantó sus manos ahuecando mi rostro.

Los movimientos repetitivos de mis caderas eran casi hipnóticos, me balanceaba suavemente entre sus muslos y él tomaba toda mi longitud.

Me encantaba la intimidad de eso, la sensación de estar unido a él de esa manera.
No tenía prisa, dejé que durara, nuestros cuerpos conectados, piel contra piel rozándose y el calor de su aliento en mi cara.

Gradualmente, mis movimientos se volvieron un poco más rápidos, más hambrientos. Sentí que mis músculos abdominales subían y bajaban, trabajando suavemente, deslizándose profundamente dentro de su estrecho y dispuesto pasaje. Profundicé en este placer creciente, mientras mi pene entero era masajeado con firmeza en su cavidad caliente y tentadora, tragando mi pene suavemente.

Su interior se ajustaba como un guante a mi alrededor. Simplemente... me encantaba la sensación de ser abrazado con tanta firmeza, las olas de placer se hacían más poderosas con cada minuto que pasaba. Me estaba hundiendo en Krist, mi miembro disfrutaba cada vez más de la sensación. De este roce, mi respiración y mi pulso se aceleraban. Tan rico, tan bueno, demasiado bueno...

Pero necesitaba que funcionara para los dos, así que me enderecé y crucé sus piernas sobre mis rodillas dobladas. Luego agarré su polla, porque sabía que no aguantaría más. Probablemente ya tenía la cara roja y sudorosa, pero curiosamente, él no se veía mucho mejor, jadeaba rápidamente.

-¡No! -Dijo y apartó mi mano de su pene. -Puedo correrme... sin que me toques... -Su respiración estaba arrancando sus pulmones, ronca y profunda.

¿Podía... realmente?
Obviamente olvidé que él tenía mucha más experiencia que yo, estando en un matrimonio. Él conocía su cuerpo y... por eso traté de dirigir mis movimientos, así que apuñalaría su próstata con cada movimiento, para ayudarlo a llegar a eso.

Cαყҽɳԃσ ҽɳ ʅα ɳιҽʋҽ SKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora