Infringiendo Las Reglas +18

capitulo 7

Maratón 3/3.

De verdad que nunca pensé estar en una situación así, de solo pensarlo me da risa, yo tomando y emborracharme de nada o entrar a un club de esta magnitud, aparte con unas tremendas ganas de vomitar, creo que sí no llego antes a ese baño terminó haciendo un desastre y no sería bonito.

Todavía no superó cuando pase al lado del hombre hermoso, de ojos azules, me miro de una forma tan penetrable, me estremecí con únicamente eso, y la mujer que estaba en su regazo, me quería matar con la mirada como si yo le hubiera echo algo.

Bajamos las escaleras y en una de esas me tropiezo, la mesera me ayuda a levantarme, a mí nada más me parece gracioso, tanto así que quiero soltar una carcajada, pero si no me doliera el estómago lo hiciera. Si pienso que los cócteles hicieron su efecto.

Terminamos de bajar.

- por aquí señorita- habla la mesera, señalando un pasillo, la sigo, al final del pasillo hay una puerta, llegamos.

- bueno este es el baño, ¿quiere que la ayude?- se ofrece con amabilidad, yo niego y le levantó los pulgares como agradecimiento, ya que no puedo hablar.

Ella se retira y yo no aguanto, abro la puerta del baño de la forma más rápida y desesperada, entro y busco un cubículo, una vez dentro levantó la tapa del inodoro, expulsado todo de una forma dolorosa siento como las bilis suben por mi garganta quemando a su paso, como puedo agarro mi cabello para que no le salpique el vómito.

Cuando terminó bajo de la cadena, paso mi mano por mi boca para quitar restos, mi respiración es irregular, un fuerte mareo me invade, apoyo mi frente en la pared tratando que pase.

Si esto fue muy mala idea.

Una vez lista salgo, cuando lo hago veo que el baño es muy lindo de tonos blancos con gris, me acercó a los lavamanos, veo mi reflejo en el espejo y me veo fatal, abro el grifo, mojo mis manos pasándolas en mi rostro así refrescarme, enjuagó mi boca que a decir verdad sabe horrible.

Mientras me arreglo veo en el espejo como se abren tres cubículos saliendo de ellos tres mujeres, todas dignas de un lugar así, visten vestidos muy caros, dos de ellas tienen el cabello castaño y piel morena, mientras la otra tiene el cabello rubio y piel bronceada.

- chicas yo no sabía que el club Burning era una guardería- habla la rubia mientras se me acerca por detrás.

- yo tampoco sabía- le sigue la morena, sueltan una carcajada todas como si fuera un gran chiste.

- ¿niña como te llamas?- pregunta la rubia y es en ese momento dónde me encojo en mi sitio.

- Amber- mascullo débilmente. Ella levanta una de sus cejas perfectamente depiladas.

- Oo, ¿Dime Amber de que marca es tu ropa?, ay no me digas, creo que ya sé- se hace la pensativa para después mostrar asombro- ¡esa!, Marca vagabunda- cuando termina todas sueltan a reír, y a mí si me cristalizan los ojos, no quiero llorar.

- Ooo la nena tiene ganas de llorar, ¿Pero no dije nada malo? ¿O si chicas?.

- claro que no amiga, solo fuiste sincera.

- exacto eso mismo, no sé quién se le ocurrió traer una niña a este lugar, aparte toda desaliñada.

Convierto mis manos en un puño para aguantar las ganas de llorar, en este momento quisiera ser como mi hermana. La rubia se acerca más invadiendo mi espacio para agarrar un mechón negro de mi cabello, me mira directamente a los ojos en el espejo.

- sabes deberías irte de aquí, tú no perteneces a un sitio así- masculla mientras deja caer mi cabello.

- no pensé que personas como ustedes fueran tan malas- hablo con rabia y a lo último se me quiebra la voz.