ーMUJERー

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"El corazón y la mente de una mujer, son enigmas insolubles para el hombre"

                                   Sherlock Holmesー

🚬


El hombre encapuchadó sonrió, era lo único que podía ver William, desde la punta de su nariz hacia abajo, no podía ver nada más. Pero con lo que vió le bastó para saber quien era.

- Lo que estas haciendo es un delito. - William frunció el ceño.

- El que? Fumar? - Bajo la capucha, levantó una ceja.

- Estas fumando en una propiedad privada. - Dijo con la intención de poder conseguir más tiempo en leerlo en cuerpo y alma. Lo siguió mirando fijamente e inconscientemente ya estaba pegado a la valla intentando alcanzarle.

Se mantuvieron callados por un rato, ambos se analizaban y el otro lo sabia. El hombre encapuchado se acercó un poco a William y a su rostro, este pudo ver un pequeño zafiro brillar en el lugar en donde debía de estar el ojo, pero no pudo ver más ya que el hombre aplastó el cigarrillo sobre la valla y se marchó.

- ¿Que fue eso..? - Se preguntó William en sus adentros. - Ese color tan intenso y brillante.. Azul.. ¿Un ojo de cristal? No, tendría problemas con su visión y por cómo mató a aquel hombre tiene una visión impecable. No.. Tiene que ser otra cosa.. Puede ser.. ¿Su ojo de verdad? - Abrió ligeramente sus ojos más de lo habituál sorprendido. - Asique así es como brilla el ojo de un asesino eh.. - Se susurró a sí mismo mirando al cigarrillo aplastado.

Su pálida mano agarró por el extremo impecable del cigarrilo y lo miró fijamente, visualizó unas palabras en el cilíndrico cigarrillo.

"La mujer, Mansión Adler"

Al reconocer ese apellido, no se pudo encontrar más enfurecido. Era una ricachona que conoció por primera vez en un robo a mano armada, ella era la ladrona pero nunca se pudo meter en prisión por la escacés de pruebas.

- ¿Un compinche? - Pensó William tirando el cigarrillo sobre la estropeada mesa.

Entró a casa y fue a su despacho en donde inmediatamente buscó entre los archivos de su cajón que se encontraba a los pies de William en el escrotorio. Encontró el archivo que necesitaba y agarró aquel sobre amarillo, lo abrió y sacó todos los informes que tenía dentro. Eran sobre Adler, aquella ladrona, necesitaba saber si era una mujer que mataría o que ayudaría en un asesinato.

A primera vista, Irene Adler, era una mujer que hoy en día se trataba como una reina (no más que a la verdadera reina obviamente) Su económica mansión intimidaba a cualquiera que pasara por su lado o todas las casa de su alrededor, William no la tachaba de asesina o compinche de uno pero tenía que confirmarlo, no se sentía seguro.. Y eso no le gustaba. Casi siempre es un hombre seguro de sí mismo, la última vez que fue inseguro fue cuando aquella alumna se declaró a él en la universidad, no habia reaccionado de la mejor manera y esa fue la razón por la que lo despidieron. No habia dicho que no a su confesión, pero tampoco dijo que sí, no habia hablado y obviamente el profesor de su lado lo habia malinterpretado.

Soltó el informe con frustración y posó su mano en la cabeza, fruncía las cejas y apretaba sus labios uno contra otro pensativo.

- Irene conoce al asesino pero no hablará, se habran visto mil veces, habran cenado juntos, seran familias lejanas, amigos o hasta pareja.. Y ella nunca lo dira. - Se levantó con rudeza de la mesa y miró el cuadro del abecedario.

De pronto, un pensamiento pasajero le llegó a su recordatorio de cosas importantes.

"Solo necesitas descansar para encontrarme"

CORAZÓN ROBADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora