ーVERDEー

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"Eres demasiado arte para alguien que carece de sensibilidad"

Quetzal Noahー

🚬

Realmente una persona increíble, años encerrado en su biblioteca mental que no se habia percatado que exisitía alguien como él en el mundo, exacto, hablaba de John Watson.

John Watson fue amigo de Sherlock y Mycroft Holmes, estos tres se las daba de fiestas en aquellos tiempos, pero no eran fiestas comúnes en donde se invitaban a chicas para vulgaridades y te hacian pagar por pizzas que no pediste, si no, una fiesta en donde solo estaban ellos tres. Sherlock tocaba la melodía con el violín, Mycroft bailaba y John se emborrachaba, en aquellos tiempos les daba igual todo ya que acababan de graduarse de la universidad.

Miró al techo melanchólico y achinó sus ojos llorosos. No estoy llorando, es absurdo, pensaba Sherlock mientras se limpiaba ambos ojos con la manga del antebrazo.

- ¿Sherlock? Sherlock queria decirte que ya es hora de la función.

Observó a una chica con un violín en las manos asomandose por unas telas rojas oscuras. Se levantó de una silla de madera que rechinó al levantarse, se acercó al telón rojo y suspiró hondo.

Atravesó el telón, habia mucha gente frente a él, apretó el violín de entre sus dedos haciendo un ligero ruido por las cuerdas. Apretó sus dientes observando a la multitud callada, se puso nervioso, estaba tan nervioso que no pudo escuchar los susurros de anime de John Watson a su espalda o las amenazas de Irene Adler al lado de John. Al final, se pudo mover, colocó el violaín sobre su hombro entre el cuello y la barbilla y acercó el palo del instrumento hacia las cuerdas. Volvió lentamente el palo sobre las cuerdas, hicieron un ruido insoportable, ruidoso e intendible, todos se taparon sus orejas y Sherlock, sin saber más que hacer siguió tocando.

Al terminar, uno de los jueces se levantó de la silla y se acercó a él para luego quitarle el violín y (sin importar lo apreciado o valioso del instrumento) lo rompió, pegandolo contra el escenario de madera que rechinaba, lo golpeó una y otra vez hasta que el instrumento quedó hecho trizas. Sherlock observaba la escena estupefacto sin saber lo que decir o como reaccionar, ese violín era un regalo de su hermano que apreciaba mucho ya que este no solía darle regalos, pero habia supuesto en su momento que se lo regaló para compensar un poco el tiempo que no iba a estar con él.

Un regalo que ahora no se podía saber si era un violín o un reloj de cuco destrozado.

Comenzó a llorar sin parar, John e Irene salieron de atras del telón y se llevaron con ellos al pequeño genio.

- Venga, no llores, te comprare otro ¿sí? - Intentó calmar Irene, acariciando su cabello.

- Sherlock, hay muchos más violines, le pedire a nuestra camarada que te compre otro. - Sonrió apaciguadoramente agarrandole de la mano a Sherlock.

Lloró más fuerte y corrió, corrió tan rápido alejandose del teatro, fue perseguido por sus dos amigos pero Irene lo dejó y John, después de unos minutos, también lo dejó ir. Fue corriendo hasta llegar a la entrada de un parque extraño, atravesó las vallas de madera en las que habia un aviso de "no pasar", y siguió corriendo de entre los árboles, corrió tan lejos que cuando paró por el cansancio no supo donde estaba, ni si quiera se habia percatado de que habia muchos árboles a su alrededor.

CORAZÓN ROBADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora