Deportada?

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- Tranquila, Oli, mírame por favor. - insistió Douglas tratando de que dejara de llorar y lo mirara a los ojos.

No funcionó, no había manera. Mis ojos azules se ahogaban en lágrimas y me preguntaba cómo había podido ser tan estúpida y dejar que la situación llegara al punto en que había llegado, mis planes y sueños estaban siendo interrumpidos por culpa de una maldita visa que ya no me permitía quedarme en Turín. Me había olvidado que mi visa había expirado y todo era culpa de las cosas buenas que estaban pasando en mi vida, había logrado abrir mi propia tienda con mi amiga Mia y estaba teniendo el éxito que siempre desee hasta que recibi la comunicación. que podría ser deportada y llevada de regreso a Brasil.

En la casa de Douglas, Mi mejor amigo y refugio, me permití llorar como nunca había llorado frente a nadie y aunque el jugador aún no sabía cómo ayudarme, ya estaba pensando en hacer algo lo antes posible para no tener que verme regresar al país donde fui infeliz. No sería fácil mantenerse alejado de mi y saber que estaría desprotegida en Brasil, donde mi padrastro podría aprovecharse de mi como lo había intentado en innumerables ocasiones antes de que me mudara a Italia.

- Haré algunas llamadas y veré lo que puedo conseguir. - dijo él y yo asintió entre sollozos.

- Quédate aquí, ¿de acuerdo? - preguntó y yo asenti recostada en el sofá.

Estaba triste y los sollozos eran más fuertes de lo que yo imaginaba, de repente la puerta fue abierta por alguien con quien no tenía ningún tipo de intimidad pero cuando me vio llorar, abrió mucho sus brillantes ojos verdes. Paulo era el mejor amigo de Douglas dentro y fuera de la cancha pero yo tenía poco contacto con el argentino, cuando hablábamos solo nos decíamos 'Hola' y 'Adiós' pero al verme en ese estado se vio obligado a acercarse.

- Olivia, ¿Dónde está Douglas? - preguntó agachándose frente al sofá.

- Estaba arriba. - respondí respirando hondo.

- ¿Le pasó algo? - Su dulce voz parecía preocupada en la pregunta.

- No. - respondí y él frunció el ceño.

- ¿Entonces por qué lloras? - preguntó pasando su pulgar por mi mejilla para secar la lágrima que brotaba.

- No estoy llorando por Douglas-, dije, sentándome. - Voy a ser deportada. - dije apretando mi labio para no volver a llorar.

- ¿Deportada? ¿Por qué? - Volvió a abrir sus ojos.

- Mi visa expiró. - dije limpiándome los ojos.

- Mierda - murmuró al darse cuenta de que el caso iba en serio.

En ese momento Douglas bajaba las escaleras encontrando a su amigo hablando conmigo, yo parecía parecía un poco más tranquila y eso se debía a la dulce y acogedora presencia de Paulo aunque ninguno de los dos nos dábamos cuenta. Paulo se sentó a mi lado y fue el turno de Douglas de agacharse frente a mi que lo observaba con ojos atentos.

- Hablé con mi abogado y me dijo que por ahora las opciones son muy estrechas. No tenía idea de que se necesitaba tanto trabajo para no ser devuelto. - dijo, estaba triste y no sabía que mas hacer para ayudarme.

- ¿Qué hago? - me pregunte.

- Solo hay una forma rápida de hacer que te quedes. - Dijo Paulo, necesitaba usar toda su mente y vasto conocimiento sobre el tema. Basado en películas que ha visto, por supuesto.

- Dime, acepto cualquier ayuda. - dije desesperada.

- Casarse con un italiano o un residente aquí, es la forma más fácil y rápida de posponer la deportación y darle la oportunidad de renovar tu visa. - dijo, como si una bombilla se hubiera encendido sobre su cabeza.

- Casarme. - susurre, y automáticamente pensé en mi novio Marco.

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Será que el aceptaría???

Acuerdo Cerrado • Paulo Dybala✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora