Capítulo II

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Veo a lo lejos a los guardias volver al puerto. Seguramente me busquen y persigan por un tiempo. Ahora me fijo en el barco de más adelante. Se encuentra girando en el acantilado haciendo que lo pierda de vista.
Media hora más tarde somos nosotras las que llegamos al acantilado dando a mar abierto. Veo el barco de antes.
Es extraño.
Está detenido poco más adelante.
Vivien continúa remando hacia el gran barco y se detiene en uno de sus laterales, junto a una pequeña escalera que sube hasta la cubierta.
- Sube- me ordena la mujer-.
Me pongo en pie algo dudosa, no estoy muy segura de la decisión que estoy tomando, pero aún así me agarro a la cuerda y pongo un pie descalzo en el primer peldaño. Me agarro fuerte a la soga y subo poco a poco seguida de Vivien.
Al llegar arriba tiran de mi y caigo en la cubierta sucia y mojada del barco frente a un hombre que parece el capitán.
- Explícate Roberts- demanda el hombre-.
- Estaba huyendo de los guardias tras asesinar a uno e imagino que escapó de la iglesia, luego saltó al mar y la saqué antes de que se ahogara capitán- explicó la mujer-.
- Préstale algo de ropa seca y os quiero en mi camarote a las dos- ordena dando la vuelta-.
Sigo a la pelirroja por la cubierta donde los marineros nos observan y bajamos por unas escaleras dando a un pasillo con un par de puertas.
Entra en una de las habitaciones y yo tras ella.
El espacio es diminuto. En la estancia tan solo hay una pequeña cama vieja y un baúl a sus pies. Vivien lo abre y tras rebuscar un poco me tiende un par de prendas.
- Imagino que no son de tu agrado, pero es lo que hay- explica-.
Agarro la ropa y me doy la vuelta en señal de ayuda para quitarme el vestido. Siento el filo de un cuchillo en mi espalda contando la tela del corset y rompiendo la prenda.
Una vez sin el pesado vestido seco mi cuerpo con un trozo de tela que me da Vivien.
Me coloco el pantalón marrón ancho algo desgastado por el uso, paso una camisa blanca por mis hombros y me coloco unas viejas botas.
Suelto mi pelo enredado e intento controlar las ondas castañas que caen por mi espalda y sigo a Vivien fuera.
Atravesamos de nuevo el barco hasta la cabina, entrando por una puerta bajo las escaleras.
Está el capitán sentado en un escritorio con mapas y papeles y al vernos entrar nos señala dos sillones.
- Bueno querida, dime tu nombre completo- ordena serio el hombre frente a mí-.
- Grace Delamar- respondo-.
El hombre frente a mi y la mujer a mi lado me miran sorprendidos.
- ¿Familiar de Mary Delamar?- inquiere el capitán-.
- Es mi hermana mayor- respondo-.
- Mmmmm, curioso- dice pensativo-. En fin, lo que decía, a partir de ahora formaras parte de nuestra tripulación. En tres meses llegaremos a puerto y podrás abandonar el barco si lo deseas, por tanto Vivien se encargará de ti. Aprenderás a luchar y robar, lo siento querida, pero terminaste en un barco pirata-.
- ¿Pero no sois comerciantes?-.
- No querida, pero para entrar en puerto sin llamar la atención de la Marina todos los piratas cambiamos las banderas- explica-.
-¿ Y cómo me aceptais tan rápido en el barco?- pregunto-.
- No lo hacemos querida, deja que te explico- continúa desde el otro lado del escritorio-. Ahora mismo en el puerto solo estaba mi barco, el Aguasnegras y el del capitán Axel Vane. Agradece haber terminado en el mío. Yo permito mujeres en mi tripulación, cosa que Vane no si no es para pasar un buen rato. Además Vane es el pirata más buscado del continente a día de hoy y es considerado el más peligroso y sanguinario. Y querida, estás en mi barco, pero tendrás que sobrevivir como mi tripulación, tendrás que asaltar barcos con ellos, limpiar, cocinar y entrenar cómo ellos. De ti depende si vives o mueres- terminó antes de echarnos sin poder decir nada-.
Vuelvo al camarote de antes y Vivien me deja en el.
Lloro.
Siento las lágrimas caer por mi cara, no es esto lo que quiero. Yo no quiero vivir matando y robando. Amo el mar, pero no así. Lloro más fuerte al ser consciente de la gravedad de mis acciones.
He asesinado a un guardia y escapado del Comandante de la Marina para saltar al mar y acabar en un barco pirata en contra de mi voluntad sin opción de marchar o escapar.
Me dejo caer en la cama y continúo llorando hasta que la luna entra por las pequeñas rendijas del techo.
Escucho unos golpes en la puerta y entra Vivien con un trozo de pan y queso.
Se sienta junto a mi me ofrece la comida que no rechazo. Mastico y trago en silencio, mirando la sucia pared de madera con manchas de humedad. Unos brazos me rodean y me acurruco en el pecho de Vivien.
- Tranquila hermosa, se que no es lo que esperabas, pero esta es ahora tu vida y tienes que sobrevivir, yo llevo en este barco cuatro años y te prometo que se convertirá en tu segunda familia- me explica en susurros bajos para tranquilizarme-.
Respiro hondo y al poco me acuesto bajo la sábana viendo como mi ahora compañera saca otra del baúl y se acuesta en el suelo.

Me despierto antes del amanecer por una pesadilla y me levanto hasta un orinal donde hago mis necesidades. Al terminar coloco las botas en mis pies y sin hacer ruido salgo a la cubierta.
Hay pocos piratas en la cubierta, algunos me observan, pero no me dicen nada. Camino y subo las escaleras que dan paso al timón y me siento mirando al mar ignorando al capitán.
- Cuando lleguemos a puerto unete a otro barco y busca a tu hermana- me dice el capitán sin mirarme-.
No le respondo, pero sabe que lo estoy escuchando. Permanezco ahí sentada varias horas, viendo el amanecer y el cambio de turno en cubierta. Aún así sigo sentada pensando.
Veo a Vivien en las escaleras llamándome. Me levanto y camino hacia ella. Bajo los escalones y entramos en una puerta que da paso a un comedor. Hay varios hombres sentados desayunando en grupos.
Camino hacia la barra y sujeto un bol que me acerca la pelirroja. Nos servimos un cazo de un caldo en el cuenco y nos sentamos a desayunar en silencio.
Al terminar me hace caminar hasta la cubierta. Junto a unos cajones de madera con distintos tipos de armas. Los observo todos con cara de disgusto.
- Elige tres, son los que aprenderás a utilizar- me explica Vivien-.
Dudosa agarro un carcaj con flechas y un sable bastante liguero. Después dudo. Vivien me señala un puñal de acero. Por lo que algo nerviosa rodeo el cuchillo por el mango.
- Bien, ahora iremos en busca de un cinturón- dice caminando un par de pasos para buscar en otras cajas-.
Una vez encuentra lo que busca se acerca a mi posición y hace que primero me coloque el carcaj cruzado. Después coloca un cinturón de piel negra cruzado en sentido contrario y coloca la daga cerca del pecho y el sable enganchado en un lateral.
- Perfecto, estás son a partir de ahora tus armas- me señala-. Ya pareces una pirata-.

Sangre RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora