Capítulo IX

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En silencio bajo los escalones apenas iluminados con algún farol y trato de no llamar la atención de nadie en el proceso. Al llegar al final de las escaleras de madera me encuentro en otro pasillo similar al anterior, pero este solo cuenta con tres puertas y al aproximarme a ellas me doy cuenta de que están cerradas con llave.

Intento escuchar algo a través de alguna pegando mi oreja a la gruesa madera de las puertas, pero solo escucho mi propia respiración y el mar. Miro ese pasillo y pienso en lo que me ordenó Vane.

Decido que buscaré a Fersen e intentaré enterarme sobre algo más de ese mapa y texto en un idioma extraño. Por más vueltas que le daba no conseguía descifrarlo, pero estoy segura de saber ese idioma, o al menos haberlo visto con anterioridad.

Vuelvo a subir las escaleras y miro con cuidado el pasillo y avanzo al no ver movimiento ninguno. Esta vez si subo a la cubierta del barco con intención de encontrar al pirata. Solo más pisar la cubierta siento cientos de pares de ojos sobre mí y sin saber a donde ir camino por la cubierta.

No recuerdo las palabras de Vane diciéndome donde encontrar al hombre, pero no pienso quedarme parada viendo como todos me miran.

Ignoro los cuchicheos y risotadas nada discretas de los hombres, que sin duda se burlan de mi y de lo que según ellos a hecho su querido capitán, pero no pienso decirles nada que pueda llamar su atención.

Miro a mi alrededor intentando buscar alguien a quien poder preguntar por el paradero de Fersen sin que me de la sensación de que me comerán viva en cuanto me acerque.

Alguien me da unos toques en la espalda, por lo que sin dudarlo mucho me doy la vuelta para ver a un chico joven rubio de ojos claros. Lo miro con duda ante la sonrisa de sus labios.

- ¿Te has perdido? ¿Te acompaño con el capitán?- me pregunta alegre-.

- No es necesario, busco a un tal Fersen- le digo con algo de desconfianza alejándome un paso de él-.

- Pues lo tienes frente a ti, ¿para qué me necesitas?- inquiere-.

- Vane te busca, por un mapa dijo, ¿sabes de qué se trata?- pregunto ingenuamente-.

- No estoy seguro y si así fuera no te contaría, estoy seguro que con tu hermosura te dedicas a engañarme para que te revele lo que quieres saber, noto la curiosidad en tus ojos- me dice sin quitar la sonrisa de sus labios-.

- Te aseguro que no era mi intención- digo notando mis mejillas arder-.

- Aún así iré a ver a Axel- me dice dándose la vuelta-.

Camino tras su espalda para seguirlo de vuelta al camarote de Vane, ya que prefiero estar junto a ese inquietante hombre que junto a todos sus hombres.

Fersen entra sin llamar a la habitación y yo tras él. Miro como Vane levanta la vista de su cuaderno y me escanea con la mirada.

-¿ Te dije lo hermosa que te ves?- insinúa con una sonrisa que hace que me altere-.

Ignoro su comentario y me acerco a la cama que, sorpresivamente, se encuentra arreglada con mi ropa anterior y armas colocadas sobre ella. Intento hacerme la indiferente ante la conversación en voz baja de los hombres mientras finjo estar ocupada colocando mis armas en mi cintura.

Al finalizar tras unos minutos, Fersen abandona la estancia y me giro para mirar a Vane.

-¿ De qué habéis hablado?- le digo-.

- Fierecilla, ya te dije que no sabrás nada hasta que te unas a mi-.

- ¿Te crees que estoy demente? No pienso abandonar a mis amigos-.

- ¿Amigos? ¿Estás segura preciosa?- me dice con una sonrisa-.

- ¿Qué quieres decir Vane?- le digo con duda-.

- Es obvio, te han vendido por un simple barco- me dice-.

- No es cierto- digo enfadada-.

- Ellos creen que ahora mismo estás en mi cama, siendo forzada- continúa-.

- ¡Pero eso no es cierto!- le contesto cada vez más alterada-.

- No es lo que nadie piensa preciosa, además tu capitán no dudo ni un segundo en cambiarte, has tenido suerte de que no soy un salvaje- me dijo con una sonrisa más ancha-.

- Él lo hizo por un buen motivo y mis amigos me quieren un montón- continúo-.

- No estés tan segura, tu querido capitán no dudará en volver a intercambiarte por otro botín y tus amigos ni se movieron, en el fondo son piratas y sabes que no harán nada sin un beneficio-.

- ¡NO HABLES ASÍ DE ELLOS!- le contesto ya cabreada con él-.

- Yo puedo llevarte con tu hermana, darte respuestas y no te vendería tan fácilmente- me indica recostado cómodamente desde su escritorio-.

- Ni loca me uniría a ti, antes prefiero morir o vivir en las calles-le escupo de mal humor, pero reflexionando sobre la verdad en sus anteriores palabras-.

- Puede que morir si, pero no te deseo el vivir en las calles, no te obligo a nada, pero si en algún momento cambias de idea, búscame en La Calzada- terminó antes de levantarse y abandonar la estancia dejándome encerrada de nuevo-.




No se cuanto tiempo paso entre esas paredes, pero si se que no hay nada de donde pueda sacar información, sin duda Vane se aseguró de no dejar nada a mi alcance.

Me giro cuando siento la puerta sonar al ser abierta y veo a Vane con un plato que sin duda trae comida.

- Serás capullo- susurro enfadada con él-.

- No vuelvas a decir algo así o tendré que cabrearme contigo, nadie me insulta- dice tajante-.

Lo ignoro abiertamente cuando deja el plato en su escritorio y me señala que me acerque a cenar lo del plato. Me doy la vuelta en la cama y miro la puerta, haciendo que se cabree.

- Grace Delamar, o te levantas ahora mismo a cenar o tendremos un serio problema-.

Vuelvo a ignorarlo estando yo más cabreada que él sin sentido ninguno, teniendo en cuenta que yo estoy en contra de mi voluntad, me parece justo.

Oigo sus pasos dirigiéndose al colchón y lo sigo ignorando cuando siento su peso en el mismo al dejarse caer sobre él.

- Cena- me ordena sin duda cabreado-.

No pienso volver a mostrar mi debilidad frente a él, por lo que no dudo en seguir haciéndome la indiferente ante su cercana presencia.

Siento como me da la vuelta de forma brusca, haciendo que mire el techo por unos segundos antes de que Vane entre en mi campo de visión. Lo miro a los ojos. Ese es mi primer error. Sus ojos. Sus jodidos ojos. No puedo apartar la vista, es una batalla intensa de miradas en la cual no pienso perder.

Me besa.

Abro mucho los ojos, no se como estoy en esta situación, solo siento sus labios apoderarse de los míos.

Cierro los ojos sin saber como ni cuando y mis labios inconscientes siguen los movimientos de los suyos.

Es demandante y exigente, no me da momento alguno para respirar. No sé el motivo, pero lo disfruto, es extraño. Un cosquilleo me recorre todo el cuerpo ante los movimientos de su boca y sus manos recorriendo mi torso.

Estoy nerviosa, nunca me sucedió nada parecido, no imaginé que fuera a ser así ni mucho menos con él. Se supone que tendría que odiarlo por esto.

Se separa de mí y me mira.

Sangre RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora