Paulo Dybala II

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Paulo Dybala. Relatado por Emma Messi. 2 Parte.

- Tus deseos son órdenes, amor. – Y se me viene encima para empezar lo que será una larguísima madrugada. Empieza comiéndome la boca pasionalmente, mordiéndome el labio inferior para poder introducir su lengua para que empieza una lucha de dominio por la mia. Lucha que él gana, y domina mi boca.

Mientras sigue concentrado en besar y lamer cada parte de mi boca, mi cuello y mis pechos, su mano empieza a acariciar mi vientre hasta llegar a mi centro necesitado de sus caricias.
Busca un poco de lubricación y comienza a hacer movimientos circulares de manera muy lenta sobre mi clitoris.

- Paulo, dios. Más rápido - le digo porque empiezo a sentir un nuevo orgasmo formarse en mi bajo vientre.

- Hoy vas a rogar y suplicar mucho para que te dé todos los orgasmos que dijiste que querías, ¿si? - acerca la mano que estaba usando para acariciarme a su boca y la escupe para tener mas fluidez en sus movimientos. - Porque las putas necesitadas como vos suplican para que le den mas duro, y eso es lo que vas a hacer ¿no? - antes de que conteste, agrega - Perdón, eso es lo que quiero que hagas porque como una buena chica vas a hacer todo lo que te diga. Quiero respuestas, nena.

- Si si si - respondo un poco ida en las sensaciones que me estaba produciendo.

- Si, ¿que? - ralentiza los movimientos de su mano sobre mi intimidad. - Necesito respuestas concretas, amor.

- Si, cariño. Voy a hacer todo lo que me pidas pero por favor no me dejes sin este orgasmo, se siente muy bien tu mano sobre mi coño. Quiero que te empapes los dedos con mi excitación y luego los chupes mirándome fijamente a los ojos - le contesto siendo super concreta.

- Así me gusta - responde dándome un corto beso en los labios y acelerando sus movimientos allá abajo.

- Ay Paulo, ¡si! Ya casi estoy, amor. No pares - suplico, ruego, gimo, ya no se que es lo que sale de mi boca.

- Si nena... asi me encantas - mete dos dedos dentro de mi - Siento como te estas por correr, estas succionando mis dedos tan fuerte que me encantaría que sea mi verga la que esté en lugar de ellos - esa es mi perdición, lo único es gemir tratando de no gritar. - Ahora, amor. Correte para mi.

Y ese es mi final, el orgasmo que me acaba de producir Paulo con sus manos me deja un poco atontada y por demás satisfecha. Ya empiezo a sentir las piernas un poco débil pero tengo bastante claro que este es recién el comienzo.

Cuando abro los ojos, Paulo se me acerca y me agarra la cara para que lo vea fijo a los ojos, y la imágen extremadamente erótica que se produce enfrente mío hace que se comience a gestar un nuevo orgasmo.

Veo como se chupa los dedos lentamente con mi excitación - Un manjar - dice y me acerca sus dedos. - Probate, proba el elixir al que probablemente me termine haciendo adicto - me guiña el ojo, y yo sin perder el tiempo me meto los dedos en la boca y los saboreo como si fuese su verga. Y él me mira atentamente y pregunta - ¿Qué? No me digas que estás pensando que es mi polla - asiento tímidamente - Sos una ninfomana adicta a mi polla. - Se ríe.

Aprovecho su momento de distracción mientras se rie, y me subo encima alineando nuestros sexos. Le agarro la cara y lo beso de manera lenta pero intensa, conectándonos mediante nuestros labios hasta que nuestras lenguas se encuentran.
Paulo baja a mi cuello y yo busco su polla agarrándola y masajeandola, preparandola para que entre donde mas la necesito.

- Ay nena, así... - sale de sus labios hinchados por nuestros besos un gemido más que erotico, que me erizó toda la piel, hizo que mi vagina se contrajera.

- ¿Así te gusta? - pregunto masturbandolo - ¿No preferís estar dentro mío? Yo si quiero que me penetres duro, haciendo que lo único que quiera es gritar y no puedo porque nos pueden escuchar - jadeo imaginando la situación mientras no aflojo los movimientos en su falo erecto.

Me levanto un poco para acomodarlo en mi entrada húmeda y preparada para él.

Paulo me agarra del culo y lo aprieta, mientras me ayuda para que baje. Cuando empiezo a descender, nos miramos. Lo hago lentamente para poder sentirla centímetro por centímetro.

- Emma, estás muy apretada - dice Paulo, y noto las ganas que tiene de acostarme en la cama y tomar las riendas de la situación.

- ¿No te gusta? - pregunto con un puchero.

- Me encanta pero si me seguís apretando así voy a venirme antes que vos y por nada en el mundo quiero eso. Quiero ver como te corres mientras prolongo tu orgasmo y no dejo de darte duras estocadas, quiero que durante tu corrida me dejes seguir entrando en vos y llenarte con la mía - sonríe dándose cuenta de lo que ocasiona cuando me habla de esa manera.

Empiezo a subir y bajar alternando con movimientos circulares mientras trato de no gemir tan alto.

- Nena, por favor, déjame llevar el mando. Quiero hacerte ver las estrellas - a veces saca su lado cursi.

- Esta bien - le contesto mientras me abrazo a su ancha espalda para que pueda darnos vueltas y yo quedar debajo de él.

Y en ese momento el cambio fue rotundo. Paulo apoyó sus rodillas en la cama, llevo mis piernas a sus hombros y se agarró de mi cintura para impulsar sus embestidas, la primera que dio me hizo gritar su nombre y en vez de callarme, se rió, disfrutando de lo que produce en mí.

Es increíble el ritmo que está tomando, rápido y duro. Tocando todos los puntos erógenos de mi cuerpo, y cuando pienso que nada puede ser mejor, se acerca me da un pico y baja a uno de mis pezones y lo empieza a devorar, como un puro manjar.
- Paulo, ¡dios! Me encanta - grito sin importarme que afuera me escuchen.

- ¿Te gusta como te estoy haciendo mierda? ¿Cómo voy a dejarte sin caminar por los próximos días? - embiste sin parar. Y cuando menos me lo espero, me pega un cachetazo que hace que este al borde de correrme. - Ah, ¿Te gusta que te peguen? ¿Te excita? - dice implausible con sus embestidas. - Contestame - me agarra de la cara para que lo mire directo a los ojos, tiene las pupilas totalmente dilatadas.

- Mmm si si si - contesto como puedo - Paulo, por dios, me estoy por venir.

- Lo sé, princesa. Siento como me estás exprimiendo la verga - y cuando lo escucho decirme eso, siento un pitido en mis oídos y como un líquido sale de mi coño mojando todas las sábanas. No se si gimo, grito o que, de lo único que soy consciente es de como tiemblan mis piernas y de como Paulo se corre dentro mío, llenándome como había prometido.
Cuando termina de eyacular sale de mi y esparce su semen sobre toda mi vagina y se acuesta a mi lado abrazándome.

Me corre unos mechones de pelo de mi cara, me da un beso en la frente - Estuviste fantástica amor. ¿Queres que te traiga agua?

Asiento, no se ni como tiene energías todavía.
Me trae una botella de agua de la mini heladera, me ayuda a tomar y me pone sobre su pecho.

- No siento las piernas pero fue el mejor polvo de mi vida hasta ahora - pronuncio luego de unos minutos.

- Yo te prometí que no ibas a poder caminar, princesa - recuerda lo que dijo hace un rato - Y si, también fue uno de los mejores polvos que he tenido - lo piensa unos segundos y se corrige - uno no, el mejor.

- Me vas a volver loca, Paulo.

- Mientras sea de esta manera no hay problema.

Nos quedamos un rato acostados, así, abrazados mientras me hace caricias en la espalda.

- ¿Nos damos un baño? - propongo.

- Lo que vos quieras, nena. Voy a prepararlo - lo veo levantarse como dios lo trajo al mundo e ir para el baño y preparar todo para relajarnos un rato

Cuando ya está todo listo se acerca y me levanta para llevarme para ahí.

- Puedo caminar - digo para molestarlo porque ya sé que no me va a bajar hasta dejarme en el agua.

- No creo que puedas. Como yo hice esto, me hago cargo de ser tu nuevo medio de transporte - me besa y me deja en la bañera.

Me acomodo y se sienta detrás de mí. Y así pasamos un rato para luego secarnos y acostarnos poder dormir un rato antes de que tenga que volver a su cuarto.

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