Leandro Paredes

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Relato Leandro Paredes y Camila, su esposa. Narrado por ella.

Estaba llegando a la oficina luego de llevar a Leandro hasta el aeropuerto para que emprenda, junto con sus compañeros de la selección, el viaje hacia el mundial en Qatar. Si todo salía bien, iban a estar allá aproximadamente un mes.
Actualmente estamos viviendo en Italia, donde él está jugando para la Juventus y yo estoy trabajando como diseñadora de indumentaria en una de las marcas top del mundo, Louis Vuitton. Estamos juntos hace bastantes años pero nos casamos hace uno, y todavía estamos viviendo nuestra luna de miel, pensando en la idea de traer un hijo o una hija al mundo, tratando de analizar cuándo sería el mejor momento.
Antes de bajar del auto, y subir del estacionamiento hacia mi oficina, le escribo a Lea.

Amor, avisame cuando llegues. Te amo y te voy a extrañar mucho <3

El día se pasa entre la oficina y el taller, yendo de acá para allá; viendo telas nuevas, aprobando y diseñando para la nueva temporada que se nos viene encima. Finalizo con la última reunión del día, y me dirijo hacia mi auto para poder volver a mi casa.
Mientras manejaba me llega un mensaje.

Mi amor: Ya estamos en el hotel. Yo te amo más, y ya te extraño. Cuando llegues a casa, fijate que te deje algo sobre la cama para que la distancia no se nos haga tan pesada ;)

Leo el mensaje desde la notificación, y sonrío. Leandro era de tener las mejores ideas para mantener la pasión en la pareja, por eso es que luego de leer el mensaje, la ansiedad por llegar a casa y ver que se traía entre manos mi marido.

Unos 15 minutos más tarde estoy estacionando el auto en el garage de casa. Dejo las llaves en el hall de entrada y subo las escaleras con un poco de velocidad para ver la sorpresa que me había dejado Lea.
Prendo las luces de la habitación y veo una caja negra de tamaño mediano tirando a grande con un lazo haciendo conjunto y una cartita encima. Me acerco y antes de abrirla, agarro la carta y la leo.

Princesa, te dejo esto para que no me extrañes tanto ni a mí, ni a tu parte favorita de mi cuerpo. Espero que cuando veas esto me llames y podamos aprovecharlo juntos. Uno es para verte como te das placer y seguir aprendiendo cómo es que te gusta. Y el otro es para volverte loca a la distancia, sos inteligente, seguro adivinarás por qué o cómo se usa.
Te amo, y espero tu llamada.

Y, sí, cuando abro la caja, efectivamente eran dos consoladores. En realidad uno simulaba ser un pene que si me pongo minuciosa es del mismo tamaño que la vega de mi marido (sí, me encanta decirle "mi marido") Y el otro es más chico y parece ser más un vibrador, que, por lo que dice la carta, es a bluetooth o a control remoto y es con el que Lea piensa volverme loca, como lo hace diariamente cuando lo tengo todas las noches durmiendo conmigo. Sonrío y por la idea que se me acaba de ocurrir.
Antes de llamarlo, busco un conjunto de lencería que me llegó la semana pasada y todavía no estrené. Es de encaje rojo y me cubre lo justo y necesario, apenas con un hilo en la parte de mi culo. También tiene unos ligueros del mismo color enganchados a la tanga.
Primero me acuesto en la cama, y dejo cerca mío los regalos que recibí de Leandro. Antes de hacerle una videollamada, lo llamo por una llamada común, para no ser tan invasiva.

- Hola amor. ¿Cómo estás? - atiende la llamada distraídamente como si no supiera para qué lo llamo.

- Hola - le sigo el juego de tranquilidad. - Todo bien, hace un rato llegué a casa. ¿Cómo está todo por allá?

- Bien, bien. Recién terminamos de cenar y ahora estoy - hace una pausa de un microsegundo - solo en la pieza. Deduzco que si ya estás en casa, pudiste ver el regalo que te dejé, ¿no? - pregunta pícaro.

- Si, ya encontré tu regalo, amor. Voy a disfrutarlos mucho estos días, gracias - le contesto esperando una respuesta inteligente de su parte.

- No no no- se escucha que chasquea con la lengua. - Es para que lo usemos juntos, nena. No podes hacer uso de tu egoísmo cuando sabes que vamos que vamos a estar bastante tiempo sin vernos, sin poder tocarnos - empieza a bajar su tono de voz - sin poder cogerte como tanto nos gusta a ambos, fuerte, de manera salvaje y dándote orgasmo que hacen que te empapes toda.

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