Nicolás Tagliafico II

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Nicolas Tagliafico y Bianca Lo Celso, la hermana de Giovanni Lo Celso . Relatado por ambos.

PARTE 2

Nicolás

La veo Bianca salir de nuestra habitación, contoneando sus caderas en ese vestido que se le ajusta a la perfección. Sé que está frustrada por el orgasmo que le negué hace unos minutos pero sé también que no dice nada porque es muy inteligente y cualquier queja puede ser usada en su contra.

Agarra su cartera, saluda a nuestro perro mientras yo agarro las llaves del auto para dirigirnos al mismo los dos juntos.

Le abro su puerta y cuando ya está sentada me dirijo hacia mi lugar. Enciendo el auto y emprendo el viaje hacia el centro de París, aproximadamente teníamos 30 minutos.

El viaje venía siendo tranquilo, bastante para mi gusto. Bian estaba con su teléfono viendo sus redes sociales por lo que, cuando freno en un semáforo, aprovecho su distracción para agarrar mi celular y encender el vibrador en su mínima potencia.

- Mierda... ¿Ya? - me mira, sorprendida.

- Estaba aburrido - le contesto con una sonrisa, acercandome a sus apetitosos labios para besarla. Ella me corresponde, es un beso corto pero intenso donde aprovechamos para degustarnos el uno al otro.

Cuando la luz del semáforo cambia a verde, me separo de mi novia y avanzo.

La noto inquieta con las leves vibraciones que está recibiendo su intimidad. No volvió a agarrar su celular por lo que deduzco que toda su atención está en el orgasmo que no puede alcanzar.

Escucho como de sus labios sale un casi imperceptible gemido. - ¿Qué pasa, amor? - pregunto sin dejar de mirar al frente.

Me mira y siento que me fulmina con la mirada. - ¿Sos gracioso ahora?

Alzo las cejas, sorprendido por su respuesta altiva. La miro, agarro el celular y subo la potencia del vibrador. - Soy graciosisimo - le respondo viendo como ahora no puede contener los gemidos que son música para mis oídos.

- Nico, dios... Amor - me agarra del brazo buscando atención, y lo logra. - Por favor, necesito acabar - suplica con esa cara hermosa que tiene y no se lo puedo negar.

- Mmmmm - me hago el que contemplo su pedido. - Veamos que puedo hacer.

Doblo en una calle, ya estábamos cerca del lugar, y estaciono a un lado. Cuando se da cuenta de lo que hago, sonríe victoriosa.

Se me acerca de costado y me besa, la idea era darle un orgasmo a ella, no que me excite a mi también.

- Amor... - no deja de atender mi cuello haciendo que mi amigo comience a despertar. - Nena... - suelto un suspiro. - Tenemos que ser rápidos.

Se separa de mí.  - No me importa si rápido o lento. Necesito que sea ¡YA! - dice con un poco de desesperación y yo río, me encanta verla tan necesitada de mí, de mis atenciones y de lo que le genero.

Pongo el vibrador a velocidad media y la beso metiendo mi lengua en su boca, intercambiando nuestras salivas. Busco el tajo de su vestido para introducir mi mano y poder tocar su intimidad.

Me encuentro con su tanga de encaje muy mojada.

- Bian.. estás empapada - paso a besar su cuello mientras me deleito con sus jadeos. - ¿Así te pongo? ¿Te mojas así por mí?

- Si, Nico. Todo por vos, nadie me produce lo que me producís vos - y lo que dice hace que me descontrole. Muevo su tanga hacia un costado para hacer círculos directamente en su clítoris.

- AY AMOR. Si... así - mueve sus caderas contra mi mano buscando el mayor placer posible. Se que entre mis dedos y el vibrador, está cerca de tener su tan preciado orgasmo.

- ¿Te gusta? - no me contesta, de su boca solo salen palabras incoherentes, gemidos y mi nombre que parece que es lo único que puede decir de manera entendible.

Cuando siento que está cerca, porque todavía se puede ser un poco más hijo de puta, alejo mi mano.

- No seas así... - hace un puchero recriminando mi acción. Baja su mano a mi entrepierna. - ¿Qué hace falta que haga para que me des mi orgasmo, amor? - pregunta empezando a frotar su mano con mi ya potente erección.

- Quiero que me la chupes mientras te doy el orgasmo que tanto deseas - me sonríe tomando posición en su asiento, acercándose a mi pantalón para sacar mi pene erecto. Yo le descubro su culo del vestido, dandole una nalgada que la hace reír y corro un poco más su tanga para que finalmente acabe.

Sin previo aviso, agarra mi pija y se la mete todo lo que puede en la boca. La ensaliva toda y chupa fervientemente la punta.

- Mmmm - gime disfrutando de chuparmela y yo gruño satisfecho por el pete que me está haciendo.

Mientras tanto, retomo mis caricias en su clítoris y agarro el vibrador para meterlo y sacarlo de su intimidad.

Su cabeza sube y baja, haciendo que mi abdomen se contraiga por lo que estaba haciendo mi mujer. Y yo sigo impausible con los movimientos de mis manos.

- Aaaa... Nico.. Estoy muy cerca - lo sabía, sabía que estaba por alcanzar su punto máximo de placer.

- Si, nena. Lo sé. Yo también estoy cerca... Seguí atragantandote con mi pija que me encanta - me sonríe perversa como solo ella puede ser y se pone firme en su tarea de hacerme acabar.

De repente escucho como grita mi nombre y sus piernas tiemblan. Y luego soy yo él que siente como mi abdomen se contrae y libero todo mi semen en su boca.

Le acomodo su tanga y vestido, y ella lame los restos de semen que quedaron sobre mi pene, y lo guarda en mi boxer, acomodando mi pantalón. Se incorpora en su asiento, y me mira con su cara de satisfacción que tanto me gusta apreciar.

- Gracias, amor... me encantó - me da besos en toda la cara mientras apago el vibrador.

- Me vas a volver loco - le digo agarrandola de la mandíbula para luego besarla.

Cuando ya nos recuperamos, retomamos el camino hacia el lugar de la cena. Dejo el auto a uno de los chicos que se encargan de estacionarlos, agarro a Bianca de la mano y entramos sonrientes a la cena.

La noto tranquila y satisfecha pero ella no sabe lo que en verdad le espera esta noche, lo de recién solo fue una entrada en calor.

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