La noche cubría el cielo como si fuera un manto lúgubre, los pobladores de aquel olvidado pueblo llamado Arkham ubicado en el último rincón del reino de Kadath, habían decidido hacer una ofrenda a Necrom, uno de los dioses antiguos para que le devolviera la fertilidad a sus tierras, como era bien sabido por todos, no había mejor ofrenda para los dioses que la sangre, además de flores y cantos; por ello decidieron hacer un mínimo sacrificio, eligieron a una anciana indigente con su nieto, los encontraron como buen tributo que no afectaría al pueblo, ninguno de los dos tenía fuerza para realizar algún trabajo, los amarraron a un gran árbol, el plan era degollarlos para que la sangre se derramará lentamente sobre la tierra, después el árbol sería quemado.
—¡Amigos, hoy seremos testigos con nuestras palabras y acciones como nuestro señor Necrom se apiadará de nuestro abandono!, esperaremos al orador Kevin que fue el que nos dio esta gran idea y escogió a los afortunados que salvarán a nuestro pueblo. —dijo excitada una joven mujer con una antorcha en la mano señalando a la anciana y al niño que estaban atados.
—¿Porque la gente nos quiere hacer daño abuela? —preguntó el pequeño Tim a la anciana.
—No saben lo que hacen hijo, tu no los mires ni los escuches, —le dijo para tranquilizarlo.
—No esperemos más, ya hay que desangrarlos, —gritó un hombre robusto, de barba abundante y cara de porcino.
—Mira abuela, hay algo en el cielo —dijo Tim.
La abuela, creyendo que solo era la imaginación del niño, le contó sobres las leyendas que se escuchan de seres mágicos que ayudan a las personas.
—Mira Tim de seguro ha de ser uno de los Arcanos, dicen que son seres como hombres y mujeres, pero tienen alas y en lugar de piel tienen suaves plumas en todo su cuerpo excepto en la cabeza...
—O ya veo abuela, ¿son algo así como una persona con plumas de ganzo? —interrumpió el niño intrigado.
—Sí Tim, plumas como de ganso, —la abuela mostró una sonrisa forzada con su dentadura podrida—, o también podrá ser como luminarias, son pequeños seres un poco más chicos que tú...
—Sí, algo así como los duendes que hay en el bosque —indicó Tim.
—No, todavía más pequeños, algunos son del tamaño de una cabeza pero muy brillosos incluso en el día, siempre están alegres y de buen humor, están hechos de magia pero pueden hacer cualquier cosa igual que nosotros, vuelan por medio de la magia que hay en nuestro alrededor, y hay tantas cosas Tim, más allá del gran oceáno, las podrás ver algún día, algún día —dijo con desesperanza la anciana al recordar que no habría mañana para ellos—, algunos pescadores que se han perdido dicen que han estado en esas tierras, Valum y Wotan.
El aire comenzó a zumbar, un aleteó de alas acompañado con un gruñido de entre las sombras comenzó a rodearlos, poco a poco aquellos sonidos se acercaban hasta dónde estaban, era un grupo de 50 personas aproximadamente, con antorchas y otros con algunos palos y picos afilados, aunque eran innecesarios en aquel momento más para crear una imagen atemorizante.
—Abuelita, —dijo extrañado Tim mirando al cielo sin parpadear—, ¿a los Arcanos o las Luminarias les cambia el color de ojos a cada momento?
—No Tim, a nadie se le puede cambiar el color de un momento a otro, se trate de cualquier raza o bestia, a nadie le puede pasar eso.
El grupo de hombres que practicaban el ritual para su salvación cesaron sus plegarias súbitamente y guardaron silencio para escuchar los extraños sonidos, todos miraban al cielo tratando de alumbrar con sus antorchas mientras se ponían alertas con sus diferentes instrumentos, el aleteo y los gruñidos eran más constante y cercanos, hasta el punto que el cabello de algunos se movía producto de las ráfagas de viento, en los hombres más jóvenes que al principio estaban con gran gallardía delante del árbol dónde estaban la anciana y el niño ahora sus rostros tenían signos de temor, las manos les temblaban y sudaban
—Entonces no creo que sea uno de esos Arcanos o una Luminarias —dijo el niño al girar la cabeza súbitamente, ya más tranquilo al darse cuenta que aquellos hombres estaban distraídos ante lo que los acechaba.
—¿Por qué lo dices Tim? —preguntó intrigada la abuela.
—Porque lo que esta aquí volando sobre nosotros tiene los ojos my brillosos como de muchos colores, un hocico grande y unos dientes enormes. —dijo el niño pausadamente sin dejar de voltear a ver el cielo.
De pronto, de las ramas de los árboles que estaban alrededor, salió una bestia volando de entre las penumbras, cuando uno de los hombres con una antorcha se las arrojó fue como pudieron verlos con mayor claridad; era más grande que una persona, su pelaje color negro estaba tiezo casi como si fuera puás, producto de la sangre que se encontraba en su pelo, volaba de un lado a otro, después salió otra y otra, era un grupo de seres grotescos, tenían apariencia de lobos con alas, pero lo aterrador, lo que hizo que todas las personas les causará pánico paralizante fue la mirada de aquellos seres y al abrir sus fauces enormes, se veían restos de carne y sangre coagulada, uno de aquellos seres soltó la cabeza triturada del orador Kevin, todos gritaron al unísono y corrieron en diferentes direcciones, pero los seres se avalanzaron sin miramientos, con gran agilidad y sin problemas mutilando cabezas, brazos, o cualquier parte blanda de las personas, la anciana y Tim solo cerraron los ojos.
—Cierra los ojos Tim, cierra los ojos —dijo la abuela.
—¿Qué es eso abuela? —preguntó Tim aterrado cerrando los ojos.
Solo escucharon gritos y lamentos, era una carnicería, incluso se podía escuchar el crujir de los huesos, no pudieron contar cuántos seres eran, de pronto, todos quedó en silencio, los pobladores sobrevivientes ya no se escuchaban ningún sonido, sólo dientes surcando piel, carne y huesos; uno de aquello seres volteó donde se encontraban la abuela y su nieto, se acercó volando con cautela al darse cuenta que estaban amarrados, los olfateó, frunciendo el ceño y con la mirada multicolor los observó detenidamente, de pronto se escucharon ruidos entre unos de los arbustos lejanos, todos los seres dejaron de hacer lo que estaban haciendo y notaron que era un grupo de personas que estaba escondidas, pero al darse cuenta que los seres los habían descubierto salieron corriendo sin mucho éxito. El amanecer comenzaba a salir y los seres rápidamente al notarlo se escondieron entre las penumbras dejando un charco de sangre, vísceras y miembros desparramados, la anciana y el niño no deseaban abrir los ojos hasta que llegaron guardias reales de Kadath y vieron la matanza, los soltaron inmediatamente y los interrogaron, pero ambos estaban mudos del miedo. Tuvieron que pasar unos días para que recobraran la cordura.
—En ese tiempo el niño no dejaba de pronunciar con la mirada absorta sin cordura: "sus ojos, sus ojos, sus ojos...".
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LA OSCURA PROFECIA DE RAPSODIA/SANGRE Y METAL
FantasyEn un lejano multiverso, existía el planeta Metalurgia, dónde reinaba la depravación, superstición, la magia, pasión y el honor. Metalurgia estaba llena de maravillas y horrores, dividida por tres grandes continentes, Valum la cuna de la magia...