Will Parker (REINO BLACKROCK)

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       El pueblo de Mercado Negro se encontraba en los límites de Blackrock, cruzando el río Vid en la frontera con Arcadia.  El sol se había ocultado mientras algunos nubarrones colorados  se asomaban amenazantes, deambulaban por el cielo arrastrados por un fuerte viento del norte. Se escuchaba un bullicio estruendoso de personas, un día común en el Mercado Negro, el ir y venir de comerciantes y gente que acudía desde distintos puntos del imperio, las personas estaban allí con un sólo fin, comprar o vender todo tipo de mercancías y productos, como alimentos y bebidas exóticas, armas hechas con Metalium,  metal tan suave como el oro y más duro que el acero, amuletos mágicos forjados con piedra lunar  incluso caballos con alas llamados Equinox, las fabulosas aves Fénix, centauros y una larga lista de  seres  inimaginables, gente  de toda Rapsodia sabían que si  buscaban algo lo encontrarían en Mercado Negro; sin embargo había otro sector que eran los indigentes que recogían las sobras, se peleaban unos con otros por recoger una papa, una lechuga o lo que fuera que se caía de las carretas de los viajeros. 

        En uno de tantos rincones del mercado se encontraban 3 hermanos discutiendo sobre un asunto muy importante, el asunto era si darle a su perro un trozo de chorizo que habían encontrado o comérselo ellos, Viktor el más chico lloraba e insistía que ellos se lo comieran, el mediano llamado Harry sólo miraba como de costumbre  guardando sus palabras, siempre obedecía lo que su hermano mayor decía, Will que era un adolescente de treces veranos.

      —¿Y si se lo damos a nuestra madre y otro pedazo a Kitty? —comentó susurrando  Viktor.

      —Tenemos que alimentarlo, —dijo Will, el hermano mayor —, sino va a morir de hambre y no podemos permitirlo. El perro devoró de un sólo bocado el chorizo frente a los niños que miraron suspirando y saboreando aquel manjar.  En una ventana un cantinero ponía atención al hecho sin comprenderlo, sólo hizo un además con la cabeza. El cantinero conocía a los niños, eran los Parker, ya que había sido amigo de su padre, quién era una celebridad en el pueblo y conocido en toda Rapsodia  antes del imperio, Joe Parker había sido  artesano del metal y el mejor alumno del místico maestro Argón Metal Black, sin embargo con el ascenso  de Therion un hombre como Joe Parker con sus conocimientos,  era un enemigo para el imperio, fue como  decidieron  eliminarlo por orden de lord Gared Mayhim, señor de Darkover,    sus soldados quemaron  el  taller de Joe Parker, la orden era que todos fueran asesinados, sin embargo,  el maestro del metal, en completa desesperación  y como última acción, logró hacer un agujero en el techo, él mismo cargo a su esposa y a sus hijos para que pudieran salir ayudados por las ramas de un árbol,  madre había podido salvarlos el incendio fue perpetrado por los hombres del lord  del  inconforme con el artesano por no forjar bien su espada.

       —Pero, y si nosotros morimos antes que él perro —agregó pequeño Vik mirando hacia abajo—. Los tres era muy parecidos por un peculiar rasgo, sus ropas eran harapos despedazados, estaban descalzos y con los pies llenos de lodo.

      —No te preocupes hermano, les prometo que no moriremos de hambre, de eso  me encargo yo, confía en mí ¿acaso alguna vez te he mentido Vik? —preguntó Will.

       —Nunca lo has hecho Will. —respondió el hermano menor.

      El perro lo nombraron Pulgoso, llegó  a su puerta un día de lluvia, con su pata rasgaba la madera apolillada y húmeda, pensaron que se trataba de una persona, pero simplemente era el perro desamparado en busca de refugio, mismo que encontró con los Parker, era más flaco de lo que estaba actualmente y lo nombraron de esa forma porque estaba tan infestado de pulgas que cada paso que daba dejaba un rastro de ellas. Will decidió quitarse la soga que usaba como cinturón y se lo colocó al perro en el cuello para que la gente supiera que tenía dueño. El perro se había vuelto su gran amigo de aventuras, corría con ellos entre el pueblo, en el bosque y cuando Vik tenía sueño se dormía en su lomo que al menos ya se encontraba limpio. La gente lo conocía y le regalaban comida, pero  con la sequía y los impuestos altos del imperio la gente guardaba más que nunca los restos de comida, ya no estaban para alimentar a los animales callejeros ni a sus dueños. 

        Ya tenían 3 días sin comer, Will iba de caza pero de igual manera decenas de personas lo hacían y con ayuda de mejores arcos y trampas no le dejaban ninguna ardilla o por lo menos algún conejo, los peces del río se estaban agotando ya que la gente no los dejaba crecer lo suficiente,  no podía llegar otro día más con las manos vacías, pensaba, mientras su fiel compañero Pulgoso lo acompañaba con la lengua de fuera, muchas veces comía pasto  para engañar al estómago pero  mismo que devolvía al instante. Will ya agotado veía el río, los árboles a su alrededor, pensó quizá llendo  al Bosque de los Lamentos podría tener una mejor opción de cazar algún animal, había escuchado que allí nadie iba por miedo a las leyendas que contaban los ancianos, pero no creía llegar hasta allá, él tampoco había comido y ya no tenía tanta energía, en un parpadeo sus ojos  se cerraron súbitamente, perdió la noción del tiempo, no supo cuánto había pasado pero recordaba con claridad que en su sueño comía una deliciosa manzana roja, la saliva se le escurría de la boca cuando despertó;  fue cuando pensó en una solución, tal vez no era la mejor pero posiblemente  le salvaría la vida a su madre y sus hermanos, él era más fuerte, podría aguantar más.

       Aquella tarde llego con una canasta, el olor era delicioso, sus hermanos corrieron con tanta euforia como si vieran a un Arcano,  según los sabios contaban  que eran seres hermosos con alas  procedentes del continente de Valum y que ayudaban a las personas cuando lo necesitaban; su madre había perdido un poco la visión a causa de aquel fatídico día en el que habían quemado su casa mientras que Will llevaba una quemadura  al  lado derecho de su rostro, todos se sentarón a la mesa y comieron lo que Will les había llevado, rieron mucho entre bromas, algo que tenían   tiempo de no hacerlo debido al hambre y él se sintió tranquilo y satisfecho, había logrado salvar a su familia unos días más, le daría tiempo para pensar en alguna opción, pero la alegría se el esfumó cuando el pequeño Vik juntó los huesos.   

       —Le daré  los huesos a Pulgoso —dijo entre risas Vik. 

      —Es cierto, no he visto a Pulgoso ¿no andaba contigo? —preguntó sorprendido Harry.

      —La última vez que lo ví fue antes de irme al río —mintió Will, mientras aferraba con una mano en la bolsa el mecate que antes había servido de correa a Pulgoso y con un nudo en la garganta la culpa.  

        La vida siguió como de costumbre, Will nunca confesó a sus hermanos que aquella maravillosa tarde había tenido que sacrificar a pulgoso para que fuera la comida.


LA OSCURA PROFECIA DE RAPSODIA/SANGRE Y METALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora